Prólogo
El amor que Dulcinea empleó a su adorable hija, no fue la medida justa, para que la pequeña niña de cabellos dorados creciera.
La joven Dulcinea, desde muy joven emprendió un viaje sin rumbo, tras haber escapado de casa de sus padres. La encantadora niña de tan solo 13 años, no tenía absolutamente nada, solo un par de muda limpias y su dignidad. La cual fue robada por un apuesto galán, prometiendole un futuro brillante.
La joven Dulcinea, se enamoró perdidamente de ese Galán. Cuyo amor fue separado, los padres del joven, no aceptaban, que el pudiera estar realmente enamorado de una promiscua y rastrera damisela.
Los padres del joven, se llevaron a su primogénito, muy lejo de Dulcinea, jurandole que la joven había muerto por dudosas causas naturales.
Pero dejaron a una joven niña a punto de cumplir sus 14 años, embarazada. De la niña mas hermosa del siglo XIX...
Una hermosa niña, llamada Melibea, que sufrió de la ausencia de su madre. Pues Dulcinea, se tenía que ganar la vida, de burdel en burdel, para que su hermosa hija, tuviera donde vivir y que comer.
Melibea año tras año, sufrió en silencio. Muy de vez en cuando la veía. Poco amor recibió de su madre.
Melibea era una joven muy fuerte para quedarse encerrada en su casa, enjaulada, como un inocente pájaro.
Quería ser libre, tener los mismos derechos que los hombres. Ya era lo suficientemente mayor para poder trabajar y llevar comida a su casa.
Dia pos dia, imploraba a su madre, que la dejara trabajar, para que esta, estuviera en su casa.
-Madre, deseo poder trabajar, poder traer comida a casa. Poder tener la libertad de vivir abiertamente. Estoy harta de tu ausencia, de tu ignorancia y de los hombres rastreros que te traes a casa. - Le dijo Melibea, a su madre, que se encontraba fulminandola con la mirada.
-Ten mas cuidado como hablas a tu madre. No soy una cualquiera.-Le dijo Dulcinea, con evidente fervor en la mirada.
Melibea ni se inmutó. Tantos años siendo practicamente ignorada por su madre, había aprendido a ignorar los sentimientos. Y trataba a su madre por lo que era. Una promiscua, un ser incapaz de dar algo mas de si, para poder verse en una situación mejor.
-Eso es lo que eres, Madre. Deberías dar algo mas de ti. Para ti, es muy fácil, llegar y acostarte con los tios a cambio de unas sucias monedas. - Le dijo, con desprecio. La joven Melibea, despreciaba a su madre, como si fuese la mismisima peste.
Dulcinea, dolida por las palabras de su hija, pues aunque tuviera algo de razón, cosa que no admitiría. Su trabajo era muy dificil, no era tan simples acostarse con cualquier hombre que se le cruzara. No todos eran seres educados y limpios. Muchos abusaban de lo que esa pobre mujer podía ofrecer a cambio de dinero.
Quizás por eso, Dulcinea intentaba la mayoria del tiempo, evitar que su adorable hija, la viera. Pues casi siempre estaba marcada por fuertes golpes. Esparcidos por su cuerpo, como marcas de guerra, para que su hija pudiera comer y dormir limpiamente.
La joven Melibea, necesitaba aprender, que no todo era tan simples, que su madre sufría, y una humilde mujer en aquellos tiempos, no era mas que un objeto de despreciable devoción.
-Melibea, a partir de hoy, trabajaras conmigo. No quiero quejas. No quiero una mísera queja tuya, pase lo que pase. Trabajarás en mi mismo trabajo, hasta que encuentres uno, en el que ganes mas dinero que yo. Ya tienes 17 años, podrás trabajar y complacer a un hombre con lo que se te pida. Aprenderás a no juzgar. No se que hice de mal para tener una hija tan mal agradecida y rebelde.-Dijo su madre, con fingida tranquilidad, aunque por dentro, le carcomía, que un hombre no supiera tratar a la delicada Melibea.
Melibea, se propuso realmente, a conseguir un trabajo mejor que ese. Pues se creía capaz de poder demonstrar a su madre, que ella era una persona fuerte, capaz de conseguir todo lo que un dia soño. No hace mucho, pues todavía era una niña, tratada como adulta en las calles del pueblo.
Dulcinea se aproximó al cuarto de su hija, para poder entregarle la ropa que usaría. Ya era muy entrada la noche. La hora perfecta para dirgirse al burdel Ḿadmuaseille Dulcié.
Abriendo la puerta, se encontró a su hija durmiendo plácidamente en su cama, no muy lujosa. Su pequeña, dormía tranquilamente. Parecía un angel, de cabellos dorados y rizados.
Su diminuto cuerpo de mujer, cubierto por una sábana, algo vieja, pero impecablemente limpia.
-Querida, despierta. Ya es la hora de que te vistas. Aqui te dejo el vestido.-Le dijo con infinita dulzura su madre.
Cuando Dulcinea, se marchó del cuarto, Melibea, abrió los ojos, muy despacito. Tenía tanto sueño, que le era imposible poder levantarse.
Aunque una fuerza, quizás su orgullo, hizo que la pequeña se levantara. Para poder cumplir lo que se prometió a si misma.
Cogiendo el delicado vestido negro, con un corset muy ajustado en cuero y muchas enaguas. Se dirigió a la bañera, para llenarla de agua caliente.
Tras un baño lento, se secó y se vistió con el lujoso vestido que su madre le habría prestado. Quizas muy lujoso, pero bastante vulgar y llamativo.
Al terminar de maquillarse los labios de un rojo pasión, y sombra de ojos negra, se dirigió hacia su madre, que esperaba impaciente sentada en la silla próxima a la puerta de entrada.
Dulcinea se impresionó, su pequeña hija, parecía una diosa, una muy poderosa.
Con ese vestido espectacular, Melibea se dirigió a la zapatería de la entrada, para poder coger sus zapatos.
Su madre, la detuvo. Dandole un par de tacones muy altos y lujosos. Extremadamente hermosos.
-Hija, tienes que llamar la atención, no serás la unica. Y tienes que llamar la atención de los hombres tan horribles que allí se encuentran.
Melibea, asintiendo, se los puso. Y las dos llamaron a un carruaje para que las dejara en la entrada del burdel.
***********************************************************************************
N/A en el enlace externo, encontraran la foto de Melibea. Muchas gracias a todos.
ESTÁS LEYENDO
Amor mas allá de la aristocracia.
RomanceTras la separación de la joven Dulcinea y el amor de su vida. Dulcinea da a luz a una preciosa niña de faciones de porcelana, la pequeña Melibea. Tras ingresar en el burdel donde trabaja su madre, Melibea se enfrentará a muchos problemas. Y uno de e...