1- AYA

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Aya era una chica tranquila, simpática con sus iguales, a sus 17 años buscando los 18 ya estaba cursando el último curso del instituto o, mejor dicho de aquel macro colegio llamado Paleville Highschool. exceptuando algunos, los demás exámenes los había aprobado y con grandes notas. Las vacaciones de navidad se acercaban tranquilamente. Era el fin de semana antes de que el lunes le entregaran su boletín de calificaciones correspondiente a la primera parte de su curso.
Desde pequeña había demostrado una alta capacidad por resolver puzzles de todo tipo, tanto en los de mesa, en pasatiempos o en los propios video juegos. Pero por alguna extraña y misteriosa situación las matemáticas no era su punto fuerte.
Esas navidades hasta nochevieja, las pasaría en la mansión de tus tíos ricos. Necesitaba despegarse del ambiente de su casa familiar y de aquella rutina, sus padres no pusieron ninguna objeción.
Aya se caracterizaba por ser muy callada y sólo hablaba cuando sera necesario, para evitar sobresalir y meterse en problemas. Era morena, de pelo largo negro carbón, le gustaba dejárselo suelto y cuando se enfretaba a alguna situación importante se lo recogía en una simple cola de caballo. Tampoco es que quisiese destacar mucho, lo odiaba, de la misma forma le caía tan mal aquellas niñas creídas de su clase y del curso-pijas-pensaba ella. Le encantaba vestir de manera sencilla, sin complicaciones, preparada para cualquier situación de emergencia, decía ella. Aunque su madre le repetía algunos días que se pusiese aunque fuese una falda, ella rechazaba automáticamente esa opción de lleno. No quería que se fijaran en ella como aquella vez que se puso su única falda en verano, era corta, rápidamente atrajo las miradas de todos los chicos de su clase y las miradas envidiosas de las "populares".
-Te pareces a una protagonista de un juego de terror, Aya. No me acuerdo del nombre, pero con el pelo corto serías igual que ella.-le dijo un amigo que tenía en su clase.
-Gracias John. Pero ya sabes que detesto tener el pelo corto, no me gusta.-le contestó ella.

Para ella su ropa favorita era aquella que le permitiese sentirse cómoda y satisfecha a la misma vez, lo cuál residía en unos vaqueros ajustados, una camiseta de manga corta y encima un jersey, su jersey de la suerte como lo llamaba ella. Además le gustaban las gorras de camionero pero del revés, no por el aire a rapero sino porque le gustaba así. Para cada excursión se la llevaba. Se la había dado un día su padre cuando ella era pequeña. Llevaba en la mano derecha su reloj-brújula. Fue un regalo de sus abuelos.  

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