El dolor, quién.

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Buscaba el dolor, como quien necesitaba aire para respirar, nunca lo hice a conciencia, pero siempre me encontraba a mí misma, destruyéndome de todas las formas. Mi corazón crujía, más de las veces que latía, me sumergía en gritos y me escondía de la luz del sol. Me fui perdiendo, en la oscuridad que llevaba dentro, hasta que ya no pude reconocerme, hasta que era una total y completa extraña, despeinada y rota, ojerosa y frágil. A veces me lloraba, y recordaba lo que fui, lo que quise ser, lo que soñaba hasta altas horas de la madrugada.

Entonces, me dije a mí misma; ¿qué estoy haciendo? ¿Qué me estoy haciendo? Yo no soy así, o por lo menos, no era así... ¿Quién o quiénes me hicieron ser así? Así; triste, fría, frágil, cerrada con las personas, solitaria, amarga, ¿quién?

De tanto pensar, de tantas preguntas que me hice a mí misma, me di cuenta de que yo misma me hice esto, yo misma. Por querer tanto a las personas, por darles todo mi amor y no recibir nada a cambio, por ser una tonta que demostraba su amor a todo lo que diera aunque no le mostraran ni el más mínimo de interés, aunque no valoraran mi amor, lo hacía.

Entonces me cansé, y con el tiempo y gracias a las personas que me mandaron a la vil mierda cuando les demostré mi amor ahora soy lo que soy y nunca quise ser.
Y sé que soy un desastre, pero no encuentro la forma de arreglarme, y es que estoy destrozada hasta el alma, y cada vez que intento repararme, me rompo un poquito más.

Si nunca va a amanecer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora