«Vamos, SeHun, han pasado seis meses desde que cortaron y todavía sigues deprimido» La voz de su mejor amigo había resonado en su cabeza mientras otro trago de vodka bajaba por su garganta. Quemaba, pero dejaba un picor agradable, lo único que era agradable en aquel lugar tan poco común para él. Una fiesta como cualquiera, tragos, música fuerte, parejas tan pegadas que parecían una sola persona besuqueándose contra las paredes y rincones de aquella atestada casa. Y SeHun sólo seguía sumido en sus pensamientos, bebiendo aquel trago fuerte, esperando que algo bueno saliera de aquella mala idea de su amigo, porque JongIn le había prometido estar juntos toda la noche, pero apenas vio a un muchachito con cara de cachorro y exceso de delineador, huyó con él hacia algún recoveco de la casa. SeHun pensaba en dónde se lo estaría comiendo a besos, regañándose por haber aceptado cuando podría haberse quedado en su casa, descansando después de una pesada semana de estudios. «No seas amargado» había reprochado su amigo, empujándolo hacia el cuarto para elegirle una ropa apropiada para la salida. Otra razón más para querer marcharse, odiaba que JongIn le eligiera la ropa, ya tenía veintiún años y podía hacerlo solo, pero según su amigo tenía un gusto apestoso para arreglarse. Y así terminó con un jean ajustado, unas Vans, una camiseta sin mangas con el nombre de una de sus bandas favoritas "Arctic Monkeys" escrita en blanco y una chaqueta de cuero. Todo el conjunto en un elegante color negro, haciéndole resaltar la blanca piel y quedando a juego con su cabello oscuro.
Dejó salir un bufido, echándose contra el respaldo del sofá, ignorando a la pareja casi follando que tenía a su derecha y al tipo fumando hierba a su izquierda. Se estiró apenas para tomar otra botella, ahora una de cerveza. Sabía que hacía mal mezclar tragos, pero él quería licuar su cabeza y olvidarse de todo. Y muy profundo en su mente se preguntó si sería capaz de drogarse. Seis meses recordando a la misma persona, la cual ya tenía pareja nueva, y planeaba casarse. Y ese recuerdo lo hizo hundirse más en el sofá, dejándolo al borde de pedirle al tipo de su izquierda que le pasara el cigarrillo. Dio un largo trago a la botella, reposándola luego sobre su rodilla, sumiéndose en sus pensamientos. «Maldito JongIn, tú y tu calentura se pueden ir al diablo» maldijo en su mente el pelinegro, sin modificar ni un ápice su expresión.
—¿Eres amigo de Kai? —Cuestionó alguien a su izquierda, ¿el sujeto que se andaba drogando estaba consciente como para hacerle una pregunta tan coherente? ¿Y cómo sabía que ese era el apodo de su amigo? Se giró hacia aquella dirección, viendo que alguien se había sentado a su lado, quizá de manera tan delicada que él ni se había dado cuenta. Sus ojos habían captado los rosados labios de la persona, mas no se detuvo en ellos (aunque en su interior hubiera preferido quedarse un rato más allí) y reparó en los oscuros ojos de este extraño. No eran color café, ni tampoco eran almendra, no podía definirlos con un burdo color; esos ojos tenían la clase de color que encuentras por accidente y son una maravilla. Un chasquido le hizo volver a la realidad, SeHun parpadeó un par de veces, terminando de armar el recorrido del rostro adverso, encontrándose con un muchacho joven, de buen aspecto, ojos maravillosos, llenos de brillo, una sonrisa cautivante, y un cabello grisáceo muy atractivo. SeHun se sorprendió a sí mismo encontrando a alguien atractivo cuando para él todos eran una persona más en el mundo. —Amigo, ¿te sientes bien? ¿Te drogaste?
—¿Qué? ¡No! Sí, estoy bien, y sí, soy amigo de JongIn. —El pelinegro sintió su cara arder de vergüenza por reaccionar de tal forma, aún así vio que el contrario soltó una risita por lo bajo antes de llevar una botella de vodka a su boca y darle un trago. —¿Conoces a Kai? —El extraño asintió, dejando la botella de la misma forma que él mismo la tenía, apoyada en la rodilla.
—Me dijo que te buscara, porque sabe que detesto esta clase de fiestas y me dijo que su amigo SeHun estaba en las mismas que yo. Me dijo cómo estabas vestido y bueno, supuse que si eres como yo, serías el único sobrio. —Y había acertado, de aquel rincón de la casa, él era el único sobrio aún después de haberse tomado una botella de vodka y ahora una de cerveza. —Sólo vine aquí porque BaekHyun me lo exigió. Seguro lo viste, andaba con JongIn.
ESTÁS LEYENDO
Sinestesia
FanfictionSer arrastrado a una fiesta a la cual no quieres ir parece una terrible idea. Pero lo que SeHun no sabía es que en aquella fiesta encontraría algo más que alcohol y gente apiñada en una mínima pista de baile.