Besos

Parte Única

Besos

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Besar.

No era de sus actividades favoritas, pero tampoco era algo indeseable. Besar les relajaba al mismo tiempo que les hacía hervir la sangre; y era algo mediante lo cual extrañamente podían expresar sus emociones. Cuando estaban tranquilos o contentos; cuando por alguna razón se enfadaban, o cuando en el silencio de sus labios unidos querían comunicar algo.

Los besos, como los puños, eran más expresivos que las palabras.

Al menos así era entre ellos.

El problema surgió, a veces, en el cómo besarse.

No tenían experiencia, y no serían como Sai, así de descarados para consultar un libro en la biblioteca sobre cómo besar. O preguntarle a alguien. Eso tampoco. ¿Dieciocho años y sin idea de cómo hacer aquello? ¿Y para que las "desinteresadas" voluntarias del club de fans de Uchiha Sasuke hicieran fila en la entrada de su casa? No, gracias.

Aprenderían a su manera...Aunque costara esfuerzo.

_ Tsk, idiota, me mordiste.

_ ¡Tú lo hiciste antes!

_ Al menos yo no te hice sangrar.

A Naruto le gustaba robar besos. Era un bribón y un experto en eso. Porque al hacerlo tomaba por sorpresa a Sasuke, y le encantaba ver su rostro de desconcierto, el cómo sus pálidas mejillas se sonrojaban y, si Sasuke no trataba de recomponer su cara de indiferencia, le gustaba y le divertía observar cómo el concepto de contradicción cobraba sentido en sus expresiones. En esos momentos Sasuke se dividía entre golpearlo o no, entre empujarlo y devolver el gesto, entre amenazarle vocalmente con morderle la lengua la próxima vez (considerando, hipotéticamente, que habría una próxima vez), y entre otro sin fin de acciones que al final lo dejaban sin hacer nada.

Con lo cual Naruto simplemente sonreía ampliamente y se daba la vuelta a seguir haciendo lo que sea que estuviera haciendo antes, la satisfacción como el aire hinchándole el pecho.

Los besos robados eran de los mejores.

Pero también había otro tipo de besos, mucho más secretos, e íntimos, escondidos en las noches donde un "Se hizo tarde, me quedaré a dormir aquí" iniciaba lo que sería una noche con los dos durmiendo juntos. Con las luces apagadas y el silencio de después de las 11, y ambos en el mismo colchón, a centímetros el uno del otro, era como si pudieran escuchar sus dos corazones latiendo a la vez.

No era como si se pusieran nerviosos. No eran una pareja en su noche de miel, no eran tontos adolescentes avergonzados. Eran ninjas, adultos y niños al mismo tiempo, marcados con experiencias que mataban la estupidez que representaba la extrema vergüenza.

Honestamente, les gustaba dormir juntos.

Aunque siempre estaba ese segundo en el que el uno se percataba con más intensidad que nunca de la presencia del otro, de su respiración, del calor que emanaba la persona a su lado.

A ojos cerrados, solía ser Sasuke quien se acercaba en esos momentos. Se amparaba en el refugio de la oscuridad, y lentamente, sus labios se posaban sobre los del rubio. Naruto respondía, después de dos segundos de sorpresa, con la misma calma y cautela; como si fuera necesario que no hicieran ruido, o como si estuviera prohibido perturbar la tranquilidad nocturna.

Después, se quedaban dormidos, y a la mañana siguiente despertaban abrazados.

...Eso sí les avergonzaba.