Prólogo.

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Belén.

Camino a mi nuevo instituto muy deprisa, ya que llego tarde. ¿La razón? Pues que no me gusta ponerme falda, porque haber, yo soy más de pantalones cortos y vaqueros, las faldas para ocasiones importantes, pero como en la mierda de instituto este hay que llevar uniforme.

(...)

-¿Puedo entrar? -Pregunto abriendo la puerta y colocándome la falda.

-Llega tarde señorita Rodríguez. -Me dice el profesos gordito.

-Lo siento, no encontraba la clase.-Miento.

-Adelante, y que no se vuelva a repetir.

Asiento riendo y me voy a sentar atrás del todo al lado de una ventana.

Toc-Toc

Llaman a la puerta y entra un muchacho de mi edad, moreno y los ojos marrones. Muy guapo a decir verdad, demasiado. Belén controlate. Me fije en su vestimenta y ese jersey rojo granate le hace sexi, muy sexi, y ese pelo despeinado tan... peculiar enamora.

-Señor Oviedo, siéntense al lado de la señorita Belén.

Madre mia, como camina el tío.

Llega a mi nivel y se sienta guiándome un ojo.

-Hola guapetona. -Saluda guiñándome un ojo.

Siento que me convirto en un flan y su sonrisa, dios su sonrisa, la más bonita del mundo.

-Hola, soy Belén. -Sonrio y me muerdo el labio para no soltar una risa sonora.

-Como sigan hablando se van a ir a la calle.-Dice el profesor.

Bufo y miro a mi compañero.

-Yo soy Daniel, encantado. -Me sonríe y saca sus cosas.

Ostia, yo no he sacado lo mio.-Pienso.

Lo saco todo en seguida y sigo mirando a Daniel.

-Ya se que soy muy guapo, pero por favor, deja de mirarme que me desconcentras.

Suelto una risita y me pongo delado, haciendo que mis piernas queden a su lado y empiezo a prestar atención en clase.

-Joder tía, que buena estas.-Me suelta como si nada.

Sonrío y me muerdo el labio, quitando mis ganas de soltar de una carcajada.

-No te muerdas el labio, por favor.

-¿Por qué?

-Me pones cuando te muerdes el labio.-Suelta mirándome.

-¿En serio?-Me lo sigo mordiendo.

-Señorita Rodríguez y compañía, a la calle. Les advertí.

Genial, mi primer día y al pasillo.-Pienso mientras bufo y me levanto y miro como Daniel también se levanta.

Me coloco mi falda de nuevo y empiezo a caminar delante suya.

Daniel.

Miro como camina y su falda se mueve hacia delante y hacia atrás cuando mueve su culo, que por cierto, es muy bonito.

Abre a puerta y sale.

Miro como se siente en el suelo con las piernas cruzadas haciendo que se le vea el tanga, y yo no puedo apartar mi vista de ahí. Mi amigo de abajo tampoco, siento que poco a poco se va poniendo dura.

-Daniel, deja de mirarme el coño. -Suelta sin más

-¿Qué? ¿Eh? Yo no te estaba mirando el coño.

-¿Ah no?-Se levanta y se acerca a mi, muy pegada a mi, haciendo que mi mirada se vaya al escote de su camiseta que tiene dos o tres botones desabrochados.

-Pues no tía.-Respondo riendo y rodeo su cintura con mis brazos.-Por cierto. Bonito sujetador rojo.-Le susurro en el oído sensualmente.

Tu y yo. Piensalo. •GemeliersHot•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora