"Juntos por siempre" (1/3)

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La lluvia baña con alegría los cultivos de un pueblo oculto entre un par de montañas vestidas con un manto verde, y en la punta espolvoreado el blanco de la nieve. Un pueblo supersticioso festeja una vez al año que las lluvias han logrado dar vida a lo que ellos siembran para alimentarse, una vez que estas se detienen. La gente sale de sus casas a adornar los postes con tiras de colores, lamparas de papel, mesas llenas de los más jugosos vegetales, frutas, las más bellas flores que son plantadas únicamente por un par de manos jóvenes en una pequeña pieza de terreno cercano a las montañas que les protegen de invasores, que mantienen en el resguardo un pueblo humilde y trabajador.


Un chico alto se encarga de dar lugar a distintos tipos de flores de colores, visten las mesas, sillas, y cumplen papel igualmente como adornos en algunos tipos de cercas alambradas. El exterior resaltaba desde cualquier angulo gracias a estas pequeñas aromatizadas, fielmente plantadas, regadas y cuidadas por él. Las mujeres de edades varias entre 15 a 20 años salen con sus mejores vestidos sólo para ser la afortunada a la que este cotizado adolescente le obsequie la flor del amor, ser la ganadora que atraiga su reservado corazón.


ChanYeol es su nombre, un chico de piel clara, ojos brillantes, cabellos lucidos finamente sujetos con una coleta de caballo, hombros anchos, abdomen marcado, e infinidad de toques que le hacen parecer esculpido por Dios, y los querubines del mismo, para darle tal perfección que es envidiable hasta por el sexo femenino, pues la imperfección no parece estar en ninguna parte de él. Aquella margarita dulcemente dibujada en una de sus mejillas, en combinación con una sonrisa perlada e hipnotizante es aquel encanto que desmaya de manera interna a toda doncella que se le cruza. "El hombre ideal" murmuran algunas, "un chico único" otras, mientras que el resto de los masculinos rechinan los dientes, llenos de celo y envidia, con excepción de uno; JongIn, un campesino de tez morena quien oculta en su admiración por ChanYeol, viéndole de reojo una vez este se pone en su camino, guarda en sus pulmones los suspiros incitados a dar.


Un homosexual formando parte de la larga fila de pretendientes de un chico calificado como perfecto. Nunca le fue de importancia si había sido él el primero o segundo que posó sus orbes en él, sabe que siempre, entre empujones de chicas permanecerá en el último puesto por ser un hombre, por carecer de los dotes que quizás anhela cualquier hombre heterosexual a su lado, por carecer de curvas femeninas, y tener un físico fuerte, masculino.


ChanYeol camina a poca distancia de Kai cuando este arregla la camisa que ocupa, sus miradas se encontraron en el aire, en la tensión de un silencio que guarda todo secreto de JongIn, que oculta gran parte de la persona de Yeol. Es la primera vez que ambos comparten el reflejo del otro en sus ojos. JongIn permanece inmóvil, Yeol le dedica una sonrisa agradable y hace sus piernas temblar discreto, su corazón late desbocado al punto de casi romper su caja torácica para salir al exterior, con la sincera intensión de confesar sus sentimientos. Rompen la conexión entre sus miradas, el alto se aleja por su propio camino, lejos del moreno y su cuerpo debilitado, tembloroso.


- ¿JongIn? ¿Bebé? ¿Sucede algo, hijo? - Pregunta preocupada la madre de Kai, nota en que se pierden los ojos enamorados de su hijo, y pronto suspira. - No lo hagas bebé, saldrás herido.


- Mamá. - Resopla con dolor en el pecho provocado por la flecha de la razón de su madre. - Sé que jamás será capaz de fijarse en mi.


- No de fijarse en ti, de fijarse en un hombre, corazón. El chico es un rompe corazones, ¿No has visto cuantas mujeres tiene a sus pies y no ha elegido ni una?

El chico de las flores | Murciélago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora