Marzo.

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Sería difícil describir los sentimientos que pasaron por mi mente aquella tarde de febrero: sobresalto, sorpresa y una arrolladora sensación de alivio porque Nerea no estaba enferma. Yo no creía lo que me había contado, pero me sentí más cerca de ella de lo que nunca antes me había sentido.

Después fue horrible, yo seguía sentado y cogiendole a Nerea las manos cuando Aitana llevó una bandeja con café, galletas y tostadas. Yo deseaba que se fuera, que nos dejará solos.

Volvimos en silencio a su casa. Teníamos tanto en que pensar que no podíamos decirnos nada.

-Todo saldrá bien y suceda lo que suceda, estaré contigo - le susurre al oído.

Las palabras me salieron así no tenia ni idea de lo que quería decir con ellas. Más tarde me parecieron palabras frías, espantosas.. Pero en aquel momento creí que era lo único que debía de decir.

En realidad no podía creer que fuese cierto, pero lo sentía mucho por ella.

Cuando llegamos a la puerta, Nerea se separó de mi y yo intente que se quedara un poco más, no quería que se fuera.

-No quiero que entres - dijo.
-No quiero entrar; lo que no quiero es separarme de ti.
-Me he portado mal contigo, lo siento.. No sabia si.. Ian estoy asustada.
-Yo también estaba asustado, pensaba que querías dejarme.
-Es mejor que.. Entre - dijo ella con voz afligida.
-Probablemente te has equivocado, puede que tengas a presión,¿no?
-Sinceramente, no lo se.
-Ojalá hubiera tenido más cuidado.
-También fue culpa mía.
-¡Fuimos tontos! Sabíamos que ya no somos unos niños.

La puerta se abrió, la señora Malik dejo dos botellas de leche en la escalera.

-No me gusta que os quedéis en la puerta. Ya te lo he dicho millones de veces Nerea.

Y esta se puso tan alterada, que entró corriendo a su casa que ni siquiera pudimos terminar de despedirnos.

Los días siguientes fueron una condena, no me atrevía a salir de casa por si ella llamaba mientras estaba fuera. Pase muchas horas sentado en las escaleras, junto al teléfono; fingiendo que leía o me peinaba delante del espejo.

Mi padre me miraba aunque no se atrevía a preguntarme nada, entonces un día nuestro teléfono sonó al oírlo por fin, lo cogi; seguro que era ella.

-¿Hay noticias?-pregunte.
-Todavía no - me dijo-. Pero mama cree que estoy anémica.
-¿Y que puedes hacer?
-Bueno, puedo comer montones de ciruelas o ir al médico y pedirle que me recete hierro. Así que esta tarde iré al médico.
-¿Nos vemos después?
-Esta bien.

Fui andando hasta el centro de salud y la vi sentada en un muro ya esperándome, entonces decidí acercarme.

-¿Esta todo bien?-pregunte.

Ella asintió mientras cogia mi mano. La doctora le había dado una receta, para que tomará hierro.

-Dice que vivimos demasiado deprisa y que nos deprimimos fácilmente. Me ha preguntado por mis estudios y por ti.
-¿Por mi?
-Sí, me ha preguntado si salia con algún chico y le he dicho que si; luego me ha preguntado si quería contarle algo pero le he respondido que no.
-Quizá deberías haberlo hecho, sólo para quedarte tranquila.
-Lo habría puesto en mi historia, imagina que un día viene mi madre y se entera de eso al leerla. Así que me ha dado esto, y me ha dicho que no debo avergonzarme de lo que hable con ella. Ha sido muy amable.
-¿Tu te sientes bien?
-Sí, solo con verla me he sentido mejor.
-Se te nota.
-Lo se.

Es sorprendente lo que uno puede llegar a creer si de verdad quiere creerlo. Aquella tarde estábamos locos de pura felicidad, pero después no la vi hasta el fin de semana. La llamaba todos los días y ella siempre contestaba con monosílabos, en voz baja. Así que yo me daba cuenta de que probablemente su madre estaba en casa. Le preguntaba si estaba bien y ella siempre decía "no lo se"..

-¿Cómo que no lo sabes? La doctora dijo que...
-Ian, todo sigue igual - me interrumpió.

Yo no sabía que hacer. Era como si mirará donde mirará todo fuera negro.. No podía hablar con nadie de esto; hubiera querido esconder la cabeza en el regazo de mi madre como cuando era pequeño, al recordarlo sentí ganas de llorar ella debería estar aquí.

Y al pensar en ello, de pie, mirando por la ventana y con los puños hundidos en los bolsillos, intente imaginar como hablaría con mi ella si estuviera a mi lado pero no pude imaginarlo.
¿De donde sacaría las palabras adecuadas?

*VARIAS SEMANAS MÁS TARDE..*
Volví a ver a Nerea un día que la encontré en la calle Reina; iba con las manos en los bolsillos y totalmente absorta. Al principio, no me vio. Me gustaba verla así, inesperadamente.

-¡Nerea!-grite.

Cruze la calle esquivando el tráfico, llegue hasta ella y camine a su lado.

-Voy a casa de mi abuelo - me dijo.
-Iré contigo.

Su abuelo me gustaba. Hablaba con franqueza, y eso merecía mi respeto; pero su abuela era extraña. Nunca había conseguido sacarle una palabra.

-Preferiría ir sola.
-Bueno, no importa - dije, encogiendome de hombros.

Pero si importaba. Yo no quería compartirla con nadie, ni siquiera con su abuelo.

-Estas bien, ¿no?-pregunte.

Ella volvio a hundir las manos en los bolsillos y yo la rodee con un brazo, como si sentir su calor me ayudara a ahuyentar el pavor que me invadia como una niebla helada.

-Estoy bien-dijo-. Todo sigue igual, Ian.

NARRA NEREA~
Querido nadie:
Todo sigue igual; sigo estando embarazada.
El grifo gotea sin descanso una noche tras otra.
Pase un dia explendido con Ian, cuando creimos que todo podia ser una falsa alarma.
Pero no es asi..
Un pequeño pulso late dentro de mi, vete.
Por favor vete..

Hoy al levantarme, me he mirado en el espejo. Tenia la cara gris; y ojeras de no dormir. No me he reconocido, ¿Donde me he ido?

Me he puesto mi vestido favorito y he decidido ir a ver al abuelo, he pensado que el quiza me entenderia. He encontrado a Ian por el camino.. queria venir conmigo pero le he dicho que necesitaba estar sola.

Cuando he llegado, el abuelo estaba cocinando. El olor me ha hecho sentirme mal, y me he visto obligada a pedirle un vaso de agua.

-¿Estas bien, Nerea?-me ha preguntado, pareces un poco descolorida.

Era mi momento, pero no he sabido aprovecharlo. Le he sonreido por encima del vaso y aunque el ha seguido mirandome con ese gesto interrogante tan suyo, que normalmente hace que yo le eche los brazos al cuello y le cuente todo, no ha dicho nada mas y yo tampoco lo he hecho. Se a puesto otra vez a cocinar silbando, y cuando la comida estaba preparada he subido con el para ver a la abuela. Pasa la mayor parte del tiempo en su habitacion, oscura y mal ventilada.. Yo he sentido ganas de abrir las ventanas y descorrer las cortinas alli todo esta tan quieto, como si los relojes se hubiesen parado hace mucho tiempo. Le he hablado de mi hermano y del colegio, mientras ella comia y asentia de vez en cuando.

Tenia unas ganas locas de decirle: "Abuela, puede que este embarazada". Creo que ella hubiera seguido asintiendo con la cabeza y sorbiendo el vinagre sin oir ni una palabra. Ojala lo hubiera dicho, al menos hubiera dado salida a mi pesadilla. Cuando he salido, el abuelo se habia ido a ver una pelicula; me sentia desgraciada no tenia a nadie con quien hablar.

Asi que he ido a la clinica medica, he pensado decirle a Aitana que viniese conmigo; pero al final no me he decidido. No me he sentido capaz de decirselo, asi que he ido sola. Y en cuanto he entrado y he visto sentadas alli a tantas mujeres jovenes, la mayoria fumando y con aspecto cansado; he sabido que estaba sola.

Estoy tan asustada.
Vete, por favor.

AVISO~
Este capitulo esta partido en 3 partes :3 siento no haber actualizado antes... He tenido problemas u.u
Espero que les guste, voten y comenten ♡
Besos.
By: Niina4120

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2015 ⏰

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Querido nadie:mi vida ha sufrido un cambio de planes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora