Cuarto de Batalla → ChanBaek

p r ó l o g o

La iniciativa del Director no era la mejor, simplemente, era la más absurda de todas. ¿Cómo podían mezclar dos campus distintos en los dormitorios? ¿Cómo podían el Campus de Ciencias co-existir con el de Música? Era imposible. Y lo fue aún más cuando Baekhyun, del Campus de Música vio las maletas de su nuevo compañero de cuarto y entendió que no sólo no estaría más en su antigua habitación completamente solo, sino que ahora debía compartir su espacio con alguien que no conocía.

Con pasos solemnes Baekhyun caminó hacia la oficina del Director, sólo para reclamarle el hecho de que tendría que convivir con alguien más, compartir su espacio, su privacidad, y de paso, alguien que no era de su completo dominio, alguien proveniente del Campus de Ciencias.

—¡Byun Baekho! —gritó Baekhyun por todo lo alto.

—Oh, hola hermanito —El Director Byun estaba jugando una partida de Póker con su secretaria, para variar.

—¡¡¿Cómo pudiste?!! Exijo que desalojes a quien sea que hayas metido en mi habitación en este mismo momento —espetó.

Su hermano se concentró en la jugada, y cuando se hubo terminado su turno de jugar habló con una media sonrisa en los labios.

—No puedo pasar por encima de la autoridad, Baekkie.

—¡Pero si tú eres la autoridad!

—Lo siento, pequeño. Vas a tener que adaptarte —respondió su hermano, encogiéndose de hombros.

—¡Yah hyung! ¡Yo quería estar solo en mi otro cuarto, como todos los años!

—Y yo quería una hermanita, que se llamara Baeksin, pero naciste tú.

Baekhyun se llevó una mano al pecho en señal de indignación y con un portazo, salió de la oficina de su inútil hermano, el que por cierto, no servía para director de nada.

Parecía alma que llevaba el diablo surcando los pasillos. Enojado era poco sentimiento para lo que realmente sentía.

Cuando llegó a la habitación, aún estaban las maletas de su nuevo compañero puestas a un lado de la cama que daba a la ventana, mirándolas con rabia y aguardando la esperanza de que desaparecieran. Sus ojos se entornaron cuando, en su preciada cama, estaba una maleta más pequeña, es decir, que su compañero estaba dando por sentado que esa sería su cama.

—De ninguna jodida manera —declaró.

Baekhyun aprovechó la soledad y la tranquilidad del cuarto para reorganizar sus cosas, y entre ellas incluía la cama. Acomodó todas sus pertenencias y echó a un lado las maletas del chico que sería su nuevo enemigo. Baekhyun estaba rogándole al cielo que no fuera de esos frikis adictos a los experimentos locos. Tenía una visión retorcida de Ciencias y él lo sabía, pero justo en ese momento estaba muy enojado.

Una hora y media después, cuando terminó, se echó sobre su cama y respiró profundo, la puerta se abrió con el clic de una llave y se preparó para la batalla.

Su compañero había llegado.

Baekhyun esperó al tataranieto del científico loco que hizo a Frankestein, esperó a algún pariente lejano de Einstein, esperó a un gordo con bata de laboratorio, esperó cualquier persona, menos una.

—¡Tú!

Parado en frente de él, haciendo gala de esa abrumadora altura, con los ojos tan grandes como los suyos, estaba nada más y nada menos que su ex-novio el jodido Park Chanyeol. La persona que menos lo soportaba en el mundo, la que le tenía cierta aberración, todas las defensas de Baekhyun cayeron a tierra. Él y Chanyeol no podían estar juntos de esta forma. De ninguna forma.

Toda la gala de Baekhyun, el poquito carácter que había recobrado a lo largo de este año se fue como había llegado.

—¿Qué hiciste con mis cosas? ¡Oh por Dios, no puede ser que tú seas mi nuevo compañero! —gritó Chanyeol, mirando a todos lados. Unos desesperados segundos después, estaba tomando las llaves de su cuarto y saliendo despavorido.

—¡¿A dónde vas?! —espetó Baekhyun siguiendo sus pasos, aunque no estaba seguro de por qué lo hacía.

—Voy a hablar con el director, tú y yo no vamos habitar el mismo lugar, ¿de acuerdo?

—Es inútil, ya hablé con él.

—¡Pues no me conformo! —bramó Chanyeol, con las orejas rojas y la cara estallando en expresiones molestas—. Yo juré nunca más saber de ti, y no pienso romper ese juramento.

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