Huida

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Hola, ustedes no me conocen, y yo a ustedes tampoco, pero necesito contar algo que al no tener acompañante ni persona de confianza no he podido durante todos estos años, solo pude confiar en mi querida esposa.

Mi nombre es Asterion, pero las gentes me conocían como el pensador, era el rey de Cielanor, hijo del gran Edric VII, el poderoso. Yo no era como mis hermanos, yo no adoraba a mi padre hasta pensar que todo lo que él mande bien hecho esta, yo era el único junto a su consejero que nos oponíamos a esa guerra absurda que mi abuelo quiso empezar contra los demás reinos, no sécómo lo hizo pero yo llevo 3 años como rey y aún no he conseguido que el odio que me tienen se cure, pero no es contra mi persona, el rey de Frozendream me lo dijo, es contra mi reino en si, por eso decidí lo más sabio y que llevo pensando durante mucho tiempo, espero que salga bien.

A la noche decidí hacer una cena, sin que ellos supieran que iba a ser mi última cena con ellos. En mitad de todos aquellos bailes y tanta cantidad de comida, mientras todos reían y aplaudían al son de la música, empezó a hacer efecto la poción que yo mismo cree, no paraba de toser sangre mi hermana Mirta no paraba de mirarme, al rato mi pecho no se movía y mi respiración paro igual que mi corazón.

-¡Hermano! ¡Vamos! Llamad al médico, que el rey se está muriendo. – mi hermana llorando y bastante alterada pidió ayuda a medio reino solo por ''salvarme''.

Lo que ella ni nadie sabía es que tenía a todos los médicos de nuestro reino compinchados para que no intentaran nada, ellos sabían que yo estaba vivo y que esa medicina solo me paralizaría durante 30 minutos, les parecía bien mi engaño para salir de allí, asique me llevaron a una de las salidas más cercanas de Cielanor y con ropas que ellos reunieron.

Cuando paso la media noche monte en un caballo prestado y tapado por una capucha me fui de mi reino natal, donde ahora mismo estaba mi familia y gentes de la corte llorando mi muerte.

Decidí recorrer reino por reino y poder elegir entre los 4 que son, primero me pasare por el más cercano, Montereilo, se encuentra rodeado por unas montañas nevadas de las que dicen que se ocultan cazadores de gran habilidad con el arco y que son difíciles de percibir por sus ropajes camuflados entre los arboles sin hojas esperando su primavera y la nieve blanca y fría de aquellos picos alejados de todo, como si fuera un cielo en la tierra. Mientras contemplaba las montañas que desde el bosque se veían una flecha de punta de cristal me atravesó el hombro haciendo que cayera y mi caballo huyese de aquel lugar, me levante y me intente quitar aquella flecha pero me fue imposible, asique quite solo la mitad para cuando llegara a la posada más tranquilamente me pudiera arrancar la otra mitad. Con mi espada en mano y mirando a todos lados intente buscar a mi cazador.

-¿Quién va? sal y lucha cobarde – grite en mitad del bosque helado aquel para que apareciera el dueño de la flecha que clavada en mí se hallaba

-¿Qué haces tú por mis tierras? – Salió una chica vestida con las ropas de los arqueros de Montereilo -Asterion, sé que eres tú, el rey de Cielanor.

Maldita sea, ¿Cómo ha sabido que era yo? - ¿Por qué crees que soy él?

-Vamos, sabes que nos conocemos de hace mucho tiempo, sé que eso de que te trataran así te podría e huirías de tu reino como el cobarde que eres.

- para tu información, Asterion ha muerto hace unas horas en mitad de una cena junto a toda su corte y familiares.

-no puede ser, entonces ¿Quién eres tú? – me dijo apuntándome con su arco y otra flecha con la punta de cristal.

-que sí que soy yo Adaia, no me dispares otra vez – dije levantando las manos y con bastante miedo conociéndola, sabiendo que es la única reina de los 5 reinos, y la más fuerte y fría de todos ellos, eso sí, yo una vez tuve la oportunidad de verla como nadie la conoció, pero todo cambio cuando mi padre mato al suyo sin razón alguna, desde entonces odia mi reino y a mi familia.

-¿ves? Tenía razón, eres un cobarde y por eso has huido – poniendo una risita de ganadora y bajando el arco.

-no conoces mis razones, y menos por qué no aguantaba más en aquel reino.

-pues dímelo, a ver sorpréndeme – coloco su arco en la espalda y se sentó en una roca con los brazos cruzados y esperando una explicación justa.

-no lo entenderás, pero vale – me senté a su lado en aquella roca y le explique mi problema con mis hermanos y el nunca escuchar de mi padre, el odio de los otros reinos hacia mi siendo totalmente diferente a mi padre y mi abuelo, que yo fui educado por mi madre, no como mi hermano, y ella mirándome seria se levantó de la roca y me miró fijamente a los ojos.

- por una parte odio a tu familia por lo que me hicieron, pero por otra, te conozco y sé que es cierto que tu educación proviene de tu madre, era una gran mujer y muy inteligente, sacaste eso de ella, vale, y ahora ¿Qué haces en mis reinos?

Solté un suspiro de alivio e intentando quitarme la otra mitad deflecha le explique quéhacía por allí.

-Este es el reino más familiar que tengo, sé que si ves que no soy como los demás y te convenzo podría ir a Frozedream o a cualquier reino, yo solo pido no volver jamás a Cielanor.

-entonces lo mejor no será que cambiaras de nombre si no quieres que te reconozcan – dijo cruzada de brazos y observando cómo me quitaba la flecha – cuando acabes dámela, que la punta de cristal estará intacta.

La mire, moví la cabeza y de un impulso me quite la flecha – aquí tiene su majestad, la flecha que me ha clavado.

-esta algo manchada por tu sangre, pero vale – arranco la madera del cristal y se guardó la punta en su bolsa de cuero –venga decídete, tendrás que cambiar de nombre di uno ya y haya donde vayas yo te daré a conocer por ese, no por el que será tu antiguo nombre.

Mientras ella colocaba las cosas de su bolsa, yo me dedique a pasear por aquella explanada dando vueltas y pensando que nombre ponerme ahora, es cierto que mientras hacía mis experimentos con aquella medicina no mortífera pensaba que tendría que cambiar de nombre si mi deseo era no volver a aquel dichoso reino, hubo miles que pasaron por mi cabeza, pero el que más me convencía era el nombre que me otorgo un viejo amigo ya fallecido del reino de Screamfire, aquel nombre daba el significado de cielo, al igual que el mio, solo que Asterion significa rey de las estrellas, aparte la astronomía me apasionaba tanto o más como la ciencia. Aquel era un nombre que desde entonces pensé que era el más apropiado, ese nombre es...

-Sora

-¿En serio quieres ese nombre? – afirmando con la cabeza ella se rio un poco y cerro su bolsa – tu mandas Sora, vayámonos anda, tengo cosas que hacer en palacio y ya tendré a mis hermanas cabreadas.

-pero ¿no eras la mayor?

-si pero eso ellas no lo entienden.

Dándome la espalda colocó bien su arco y empezó a caminar por el sendero que lleva a su reino, yo me quede quieto ya que no sabía si debía ir con ella o que hacer, Adaia se dio la vuelta, me miro y grito ''¡vienes o que!'', entonces agarre mis cosas y corrí hacia ella, cuando la alcance me miro y subió la cabeza dando a entender que ahora era más superior que yo, yo sonriendo moví la cabeza y le di un empujón, aquí note que mi vida por fin volvía a comenzar, porque después de muchos años volví a sonreír, y por fin podría hacer lo que más me gusta, vivir.

-Que entre en tu cabecita una cosa muy simple, allí en mi corte tu serás el profesor de Elisabeth y mi consejero, nada mas ¿entendido?

-¿consejero? Pero...

-cállate, como protestes te pongo de soldado o te dejo aquí tirado con otra flecha, mucho es que te estoy dando mi confianza de nuevo después de todo lo ocurrido.

Le hice un gesto como de que estaría en silencio, ella me miro seria y con superioridad y yo acate esa mirada, le debo mucho a Adaia, no me puedo quejar después de todo.


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⏰ Última actualización: Sep 29, 2015 ⏰

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