Estoy en una tormenta, mi tormenta.
Te metiste en ella queriendo sacarme, y no te diste cuenta de que mis tormentas enredan, atrapan. No ibas a poder salir, te lo había advertido, pero igualmente decidiste entrar.
Mi tormenta te rompió, ya no estás para poder abrazarte. Ya no tengo a nadie que me tire un salvavidas. Estoy nadando contra la corriente, tratando de salir, sola.
¿Estás? Te siento punzante como una aguja en el corazón. Si, estás, pero solo como espectador de mi escape, ya no querés sacarme, sino verme más adentro.
No soy capaz de salir, no sola, y con vos a cuestas no lo voy a lograr nunca. ¨No te vayas, estoy acá", ¨Por favor, no te vayas¨. Esas palabras se borraron. Ahora estoy con la cicatriz de lo que fuimos, de lo que fuiste para mi.
Al leerlo ,esto parece una historia de amor, pero no lo fue, fue algo mucho más fuerte que eso. Aunque no parezca, no estaba enamorada, estaba atada a una persona que me hacia infinitamente feliz.