Capítulo 1 - Cassie

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Miranda

Me llamo Miranda, aunque mis amigos me llaman Mir. ¿Mis apellidos? Qué más dan, tan solo son otras dos palabras insignificantes para la humanidad, que sirven básicamente para distinguirme de los demás. Yo no quiero que me distingan, los que me importan deberían de ser los únicos que supieran quien soy. Pero... ¿Quién soy? Todos creen conocerme; qué hablo poco y cuando es necesario. Qué siempre estoy feliz. Qué no me importa lo que diga de mi la gente y qué no es difícil acostarse conmigo si me llaman la atención. Y con todo eso, creen saberlo todo sobre mi. Pero no me engaño, ni siquiera yo sé quién soy, ni que quiero, ni por qué hago lo que hago. Supongo que solo soy una más de esas cientos, que se dejan llevar, qué nada para su camino ya que las hojas siempre son movidas por el viento. Y así soy, una hoja movida por el viento. 

Hojas.

Viento.

Sí, eso es todo lo que siento, esa fría sensación que se cuela por mi piel aferrándose a cada milímetro de mi cuerpo. No hay ropa suficiente para aislarse de esta sensación, quizá no es el frío del invierno el que me corroe, quizá es mi misma soledad la que se apodera de mi, aunque lo cierto es que no me importa, nada importa lo suficiente como para afectarme.

Coloco un cigarrillo entre mis labios y lo prendo, mirando como se consume poco a poco tras cada calada. La verdad es que me relaja, me llena, me tranquiliza y hace que mis problemas desaparezcan por un instante. Es curioso como algo que te mata puede hacerte sentir tan vivo a la vez, pero vivimos en un mundo en el que las cosas importan menos tras cada día que pasa, todo se va a la mierda tras cada segundo...

-Hola Mir -Susurra una aguda voz detrás de mi, hasta acabar colocándose a mi lado lado, y ocupando un sitio del banco en el que estoy sentada.

A mi derecha, mi mejor amiga Cassie, los que la conocen se preguntan porque alguien como yo es amiga de alguien como ella. La respuesta está en que es todo lo contrario a mi, así de simple. Ella habla, yo la escucho. Ella asusta a los chicos, yo me los follo. Ella es la buena influencia, yo la mala. Ella me quiere, y yo también la quiero, a pesar de todo.

-¿Qué haces aquí sola? Hace mucho frío. Y, ¿no habías dejado de fumar?- Pregunta, pronunciando cada letra más rápido de lo que parece posible. Yo me limito a asentir y acercarme el cigarro a la boca, provocando otra larga combustión.

-¿Estás bien? ¿Ha pasado algo en casa?

Niego con la cabeza.

-Menos mal -Prosigue-, yo he salido a hacer la compra. Mamá me ha dicho que si lo hago me dará cinco euros, ya sabes que a eso no puedo negarme -Sonríe para sí-. ¿Me acompañas?

Lo cierto es que no me iría nada mal andar un poco... Bueno, llevo más de una hora contemplando el volar de las hojas y el carecer del canto de los pájaros a causa del frío, así que, ¿por qué no?

Asiento.

-¡Genial, vamos! -Proclama alegre cogiéndome de la mano, y empezamos a andar.

Yo me termino el cigarro y lo tiro al suelo, y antes de pisarlo Cassie me aparta.

-¿¡Qué haces!? ¿Sabes que esto contamina el medio ambiente? Estás matando a la madre naturaleza. Encima que ella te ha elegido para vivir, se lo pagas así...

<<Vamos, la madre naturaleza es la primera hija de puta... No me jodas>> Pienso mientras ella lanza el cigarro en la basura más cercana.

Mientras andamos dirección al supermercado, Cassie me va contando todo lo que ha hecho hoy en el instituto, ya que yo no he ido. Nada interesante. Dos chicos le han preguntado por mi y ella se ha puesto a dar saltos porque se han acercado a ella. A veces me da pena... Tiene casi diecisiete años y aún es virgen. Bueno, supongo que algún día le llegará el momento.

Minutos después, salimos del supermercado, y mi amiga me propone sentarnos un rato en algún banco cercano, por lo que yo asiento para poder fumarme otro de mis preciados cigarrillos.

-Mir, no me gusta que fumes tanto, me prometiste que lo dejarías.

Es cierto, se lo prometí, pero no señalé cuando, así que teóricamente, no he roto mi promesa.

Al no hacerle caso me quita el cigarrillo de la boca, hace el gesto de tirarlo al suelo pero finalmente le da un calo.

-A la mierda -Susurra, y le lo devuelve.

Su pelo rojo se balancea por el aire por culpa del viento. Me gusta. Adoro su pelo, ya que me gustan las cosas extrovertidas y naturales, y su pelo es ambas cosas. Como a ella le molesta, se coloca su típico gorro amarillo en la cabeza, rebajando el incontrolable movimiento.

-Perdona, ¿tienes un cigarro? -Me pregunta un chico que ha aparecido de la nada. Es alto y viste de negro. Lleva el pelo revuelto y un piercing en el labio. Está temblando, tiene frío a falta de ropa, ya que la chaqueta que lleva no parece abrigar mucho. Contemplo sus ojos, no logro distinguir si son verdes o azules, ni siquiera segundos después de intentar fijarme.

-¿Hola? -Vuelve a decir el chico al no hallar respuesta.

Yo sigo sin responder, pero saco el paquete de mi bolsillo y le tiendo un cigarro en la mano.

-Gracias -Me responde amable, y yo le ofrezco una pequeña sonrisa de lado.

El chico me la devuelve y empieza a andar. Veo como suelta el humo y tras eso se gira para mirar. Ve que mi mirada sigue clavada en el, y en vez de girarse rápido de nuevo como esperaba, clava sus ojos mas en mi. Luego llega a la carretera, y desaparece de la misma forma en la que ha aparecido, instantáneamente.

Bueno, uno mas, tan solo es eso, uno más.

-¿Has visto lo guapo que era? -Inquiere Cassie cuando nos quedamos totalmente solas. 

Yo asiento.

-Dios, ¿y has visto como te ha mirado? ¿Todo el rato? -Prosigue- ¡Le has gustado!

-Les gusto a todos -Respondo por primera vez en el día.

-Ya... Bueno pero este chico era muy guapo. ¿Será mayor, no? ¿Cuantos años le echas? Yo unos diecinueve, quizá veinte, no sé, pero ojalá fuera tú para poder ligarmelo.

-¿Y por qué no lo intentas? -Pregunto, aun sabiendo que mi amiga tiene pocas posibilidades. No es que sea fea, es que es un poco... Especial.

-¿Tú crees que podría? No lo sé... Creo que le has gustado tú, pero bueno, si volvemos a verlo lo intentare. -Dice sonriendo muy contenta, me gusta verla así, tengo una mejor amiga muy alegre.

Minutos después el cielo se nubla y  gotas de agua empiezan a empaparnos a ambas. Decidimos irnos a casa y le prometo a Cassie que mañana sí iré al instituto. Total, ya será viernes, y por la noche, algo que siempre deseo... Fiesta.


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⏰ Última actualización: Sep 13, 2015 ⏰

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