MICRORELATO 1
La luz era cálida y agradable. Una suave música atravesaba los oídos de Ethan. Respiró. El aire tenía un dulce olor a fresas, que provenía del cabello de la chica que estaba bailando con él al son de la música. Bailaban un vals lento y romántico. Todo parecía mágico. A Ethan se le escapaban risas nerviosas de pura felicidad, a lo que su novia respondía con una sonrisa que le enamoraba cada día. Solo que no había realmente una luz cálida, sino apagada, tampoco escuchaba música, lo que oía era la voz de los que vivían en ese sitio. No bailaba con su novia, sujetaba algo que imaginaba él. Todos los doctores del hospital psiquiátrico salían a las cuatro de lunes a domingo para ver la danza de Ethan con su locura.MICRORELATO 2
Mi corazón late lentamente. No sé dónde estoy. Me encuentro en un lugar oscuro, se escuchan ruidos extraños. Quiero salir de aquí. Estiro mi pierna con la esperanza de tocar algo, pero no lo hago. Tengo hambre. Al rato se pasa esa sensación. Es extraño, no me explico cómo. Día y noche me encuentro encerrado en este sitio con la esperanza de salir de este misterioso lugar, pero a la vez pienso que estoy cómodo aquí. No sé dónde estoy, pero tengo miedo de lo que encontraré cuando salga de esta especie de cueva.Estoy durmiendo, porque no tengo otra cosa que hacer, cuando algo me tira de la pierna. Automáticamente abro los ojos. Mi corazón late ahora rápidamente. Siento frío. Escucho muchas voces a la vez, entre ellas la del hombre que me coge, exclamando hacia la camilla: ¡Es un chico!