capítulo 2

22 5 0
                                    

Tenía 17 años y me fui a vivir con mi madre a los ángeles, mi padre no vino pues no dejaría la casa en que tenía todas su cosas.

Mamá me prometió poder ser como una chica normal durante el día, pero si yo quería, podría usar las noches para no perder entrenamiento, y accedí.

Llegamos a una casa de dos pisos con sótano, que iba a ser mi gimnasio, pues además la entrada estaba escondida y cerca de la escalera. La casa era de color blanco, muy grande y espaciosa y con el techo y marcos de ventanas negro verdoso. Debo admitirlo, me gustó el lugar a pesar de un sólo asunto..

Al llegar un chico se acercó a nosotras a presentarse

-hola, mi nombre es Logan, vivo en la casa de enfrente, bienvenidas-
-Hola! Muchas gracias, ¿cuantos años tienes?- dijo mi madre, algo sicópata
-uhm..diecisiete..-
-genial! Mira ella es Altair, es mi hija, también tiene diecisiete y me encantaría que le mostrarás el vecindario mientras yo bajo las cosas del camión-
-mamá.. ¿No quieres que te ayude a bajar las cosas?- dije, con mi tono de voz más humano posible
-no, no, noo, no importa, prefiero que te hagas amiga de este muchacho, ya vayan, vayan..- dijo ella muy alegre, como decirle que no si estaba tan de buen humor con esto

Entonces fuimos caminando. Él era un chico como de mi estatura, talvez algo más alto, de cabello negro como el mío, ojos marrones, rostro muy definido, y los ojos achinados y labios marcados y rosados, era, debo decir, un chico muy, muy lindo.

-¿porque me miras tanto?- dijo, y yo sin darme cuenta que habíamos mantenido contacto visual mientras lo analizaba me sonrojé
-ah, no, sólo estaba analizando tu rostro.. Ósea, sólo estaba viendo como eras..-
-¿lindo?- dijo interrumpiéndose
-que?! No! Ósea, no precisamente..- me defendí
-jaja, no importa yo también estaba viendo lo linda que eres, ya sabes , tu pelo negro, tus labios rojos y marcados, tus ojos verdes, muy linda-dijo pasando su brazo sobre mi hombro, y yo (muy tonta) le hice una llave en cuanto hizo eso
-auh..auh!!-
-oh lo siento!!- dije soltándolo -es costumbre cuando se me acerca mucho un desconocido..
-si.. Talvez no debí pasarme de la raya el primer día de conocidos.. Lo siento mucho..-
-Lo..Lo sientes?- susurré
-pues si, es mi culpa..- dijo mirando al suelo y sonrojándose
-ah, no, no, fui yo quien reaccionó muy bruscamente
-ya, ya, mejor, sólo ignorémoslo..- dijo sonriendo
-ya..-

Seguimos caminando y el me fue mostrando los Quioscos cercanos, el pequeño parque, y diciéndome quienes vivían en el vecindario. En la casa al lado de la mía vivía un matrimonio de dos ancianos, Rosalinda y Mauricio, en la otra una familia de una mujer llamada Dorotea y un señor llamado Eduardo con sus mellizos Olivia y Teodoro de ocho años y una pequeña de tres llamada Serena. Junto a la casa de él estaba una madre soltera con Dos hijos de catorce y doce años, Felipe y Víctor, y en la otra casa un hombre de negocios separado de su mujer con una hija llamada Renata, de cinco años.

Al llegar a casa mamá me dijo que varios vecinos habían ido a saludar y que varios iban a venir a casa el sábado, incluyendo a Logan.

Me puse mi traje de pelea y fui al sótano a empezar con mi entrenamiento. Mi padre me envió muchas armas, blancos, oponentes mecánicos, y máquinas de ejercicio. Practique tiro al blanco y mi puntería con algunas armas, entrene mi uso de armas como Katanas y armas de fuego, e hice boxeo junto con ejercicios más comunes como lagartijas y abdominales. Luego tome una rápida ducha tras terminar de ubicar todo el equipamiento en el sótano, me puse una polera blanca suelta, y unos shorts negros y bajé. Con lo que me encontré fue a mi Madre hablando con Logan, quien me miró detenidamente y sonrió.

-que tal?- dijo guiñando
-hey.- dije tomando una manzana y subiendo a mi habitación. Cerré la puerta con llave y me dispuse a colgar un saco de box y golpearlo. Poco después tocaron a la puerta.

-uhm.. Estabas golpeando eso sin guantes?- dijo Logan apuntando el saco de box
-uhm.. Si ¿que tiene?
-que es peligroso, te vas a romper una muñeca-
-meh.. ¿Y que pasó, porqué viniste?-
-pues.. Quería verte- dijo apoyándose en el marco de la puerta
-pues ya me viste.. Ya, necesito seguir practicando, si quieres hablamos mañana pero ahora no- dije sin darme cuenta que hable normalmente (normal para mí, pues era una completa voz de robot)
-uh.. Te sientes bien?-
-uhm..- me acababa de dar cuenta de mi voz- ah si, si claro jeje lo siento pero adiós..- dije moviéndolo un poco hacia atrás con mis dos brazos y cerrando la puerta tras decir -nos vemos.-

Era raro actuar así por alguien, nunca había hablado mucho con la gente y no me agradaba siquiera la idea de tener que enamorarme algún día y todo eso, pues después de todo, pronto me iba a ir al ejército

Así fue mi primer día como "chica adolescente normal", claro, normal en un 50% o menos..

experimento Altair..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora