Parte 2 -Sangre y Pecado-

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Regresó por la madrugada a casa, el solo hecho de colocar las llaves en la entrada de la puerta le causaba escalofríos, -sería que Jungkook estaría durmiendo- solo deseaba recostarse a su lado mientras lo observaba dormir pero eso sería una tortura aun peor que tenerlo lejos, se había pasado toda la noche pensando en las palabras de Bobby, su proposición no sonaba del todo mal si le buscaba el lado bueno, lo que Jimin no soportaba era tener que alejarlo, tener que mandar lejos al pequeño que amaba y deseaba con locura, tener que amarrar en lo más profundo de su ser aquellos sentimientos que terminarían volviéndolo loco.

Después de dejar las llaves en la clavija de la entrada, se dirigió directo a la habitación de Jungkook, realmente compartían habitación pero el estaba la mayor parte del tiempo fuera. Silenciosamente abrió la puerta encontrándose con obscuridad absoluta, ni siquiera un rayo de luz del pasillo, a Jungkook le encantaba dormir en la vil obscuridad, no quiso despertarlo así que solo caminó lentamente hacia donde se encontraba, quería decirle lo mucho que lo amaba y que lamentaba no poder estar a su lado pero solo se limitó a toca la orilla de la cama, quería escucharlo respirar pero cuando pasó su mano rosando la sabana se dio cuenta de que no había nadie acostado ahí, Jimin se levantó tratando de buscar en el piso, probablemente Jungkook se habría caído mientras dormía así que debía tener cuidado de no aplastarlo.

Después de un momento de búsqueda en la obscuridad, Jimin fue directamente a encender la luz encontrándose con la habitación vacía, Jungkook no estaba y su maleta seguía tal y como la había dejado junto a su cama intacta, se alarmó por un segundo e inmediatamente corrió a buscarlo en el baño, la cocina, la sala, no estaba por ningún lado, temía lo peor, el miedo se apoderó de el, su corazón empezó a latir aceleradamente mientras desesperado buscaba hasta en el más mínimo rincón del departamento, -¿dónde estaba su pequeño?- temió que el malnacido de Kronos hubiera encontrado nuevamente a su hermano, temió lo peor hasta que su cerebro le dijo que no podía ser posible, la casa lucia exactamente igual, sin ninguna seña de que algo anduviese mal, excepto por que no estaba lo más preciado que tenía.

-¿dónde buscar?, ¿a quién llamar?- si no había quien pudiese ayudarlo, Jimin empezaba a sentir que su pecho se comprimía y su mundo terminaba, lo único que le dijo su cerebro es -corre- y salió desesperado a buscar por el vecindario, era de madrugada y no podía haber salido por su cuenta ¿o si?.

Temía que al ser que más amaba en el mundo le hubiese pasado algo, temía que su egoísmo hubiese acabado con su pequeña fantasía.

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Jungkook se había quedado esperando hasta tarde, una hora, dos horas, tres horas mientras la noche avanzaba y Jimin no volvía, no era tonto, los martes Jimin tenía la noche libre, no tenía por que haber salido diciendo que iría a trabajar, era ilógico.

Trataba de no llorar, sabia que algo andaba mal, Jimin no podía decir que lo amaba si no se dignaba a tocarlo, sentía que su persona le daba asco, tal vez era por llevar su misma sangre, o tal vez por que era un niño comparado con las mujerzuelas que se le ofrecían, no lo sabía pero se sentía devastado, pensaba que jamás debió tener esa clase de sentimientos por su hermano mayor, tal vez jamás debió besarlo por primera vez cuando tenía 13 fingiendo que era un juego, jamás debió permitir que su propia sangre se robara sus besos, caricias, suspiros, su corazón; sabía que estaba mal pero creyó que el mundo no importaría si solo lo tenía a él.

Sus lágrimas empezaron a salir mientras sollozaba, su vista era borrosa y su corazón lastimado por sus propios pensamientos le ordenó salir, alejarse de ahí.

Sin siquiera pensarlo tomó las llaves y salió por la puerta adentrándose entre las calles que no conocía con solo lo que llevaba puesto, seguía llorando, era de noche y su cabeza lo atormentaba con pensamientos hirientes, hasta que se encontró en medio de una calle bastante obscura, solo iluminada por los letreros nocturnos que decían "bar", un grupo de tipos yacían a las afueras mientras reían algo pasados por el alcohol, inmediatamente sintió miedo, sus piernas temblaban y su corazón palpitaba a mil por hora, empezó a recordar todas esas ocasiones en que habían estado apunto de abusar de el y las lagrimas salieron de nuevo, se dio la media vuelta caminando sigilosamente mientras solo los escuchaba reír a lo lejos, temía por su seguridad, se sentía desprotegido, indefenso e inútil, deseaba tener a Jimin a su lado, que lo abrazara y le dijera que todo estaría bien. Entró hasta una tienda de conveniencia abierta las 24 horas y sin saber qué hacer solo esperó, las horas pasaban y temía poner un pie fuera del sitio ya que afuera solo abundaba obscuridad y peligro, el empleado del lugar ya llevaba buen rato dirigiéndole miradas extrañas y eso solo le causaba aún más terror, por un momento deseó volverse invisible pero eso jamás pasaría hasta que recordó a Taehyung, el chico que conoció en casa de su tía Helen, a su mente venían los números grabados en aquel papel que contenía su teléfono, temeroso metió su mano en su bolcillo trasero y por suerte encontró algunas monedas, suficientes para una llamada telefónica, y sin pensarlo caminó hasta el teléfono público dentro del establecimiento.

SANGRE [ONE SHOT JIKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora