1-. Gone.

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2062.
Londres, UK.
Residencias Tomlinson-Styles.

Oyó claramente cuando la puerta se cerró tras suyo, lo habían dejado solo y lo agradecía. No creía poder soportar ni un minuto más aparentando ser fuerte frente a sus hijos y nietos.

Sus barreras cayeron de la misma forma en la que se derrumba un fortín. Un frío espeluznante lo recorrió entero, el más desagradable de los cosquilleos.

Enseguida lo atacó el pánico, como un viejo y desaliñado amigo que viene a recordarte tus pecados y a entregarte tu castigo divino. De verdad no podía soportarlo.

No cuando un dolor tan grande como el que sentía lo estaba destrozando por dentro. No cuando su esposo, su compañero de vida, su amante había abandonado este mundo hace apenas unos pocos minutos. No cuando sus últimas palabras fueron dichas en su oído, susurrando: "Te esperaré del otro lado, calabaza, ni creas que iba a ser tan fácil deshacerte de mi."

No cuando con una hermosa sonrisa y lágrimas en sus ojos, les dijo que no se preocuparan porque él no sentía ningún dolor y cuando se fuese, sería en paz. No cuando se había acostado a su lado, abrazándole como todas las noches por los últimos 50 años para despertarse al lado de un cuerpo sin vida. No cuando solo han pasado 3 meses desde su diagnóstico. No cuando no pudo salvarlo, no pudo ayudarlo, no pudo hacer nada. No podía ser fuerte, no podía.

Harry lo hacía fuerte.

Pero él ya no está. No está. No está. No está.

"¡Agh, eres un maldito imbécil! ¡Me dejaste! ¡Me dejaste! ¡Lo prometiste! ¡Despierta, imbécil, no es gracioso! ¡Despierta, Harry!"

Sus gritos se vuelven sollozos, Harry se veía hermoso aún después de tantos años, aún después de que dejó de respirar. Es tan injusto.

Él debió morir primero, él debió; él debió; él debió.

Porque él no tiene la fuerza para esto. No tiene la amabilidad y la entereza para esto. No puede continuar.

Y es que no puede creerlo, no puede entenderlo, no puede aceptarlo.

Anoche se estaban besando y recordando y riendo y todo estaba bien.

Ellos dijeron que no era terminal, que el tratamiento iba de maravilla. Ellos dijeron, ellos prometieron, ellos se lo arrebataron.

Louis se inclina hasta rozar sus labios juntos entre sollozos. Sus labios están fríos, su piel está demasiado pálida y sus ojos cerrados.

En un último momento de morbo, Louis le abre los ojos. No tienen vida, ven sin ver pero siguen verdes e intensos.

Ya no puede soportarlo, necesita huir y estar solo y llorar, llorar todo lo que el cuerpo le permita. Louis se siente morir por dentro, literalmente siente como se está apagando.

Para el momento en el que sale de su habitación, toda la familia está sentada en la sala y aunque las lágrimas hacen su visión borrosa, los puede distinguir a todos mirándole. Y le duele, le duele mucho ver todo lo que él y Harry construyeron con los años, una familia. Una familia que ahora él solo puede decepcionar.

Jonnie es la más cercana a donde él se encuentra parado, tiene 17 años y es su nieta. Ella se parece tanto a Harry, sus labios rellenos y ojos verdes. Ella está llorando también.

Es curioso porque, hasta ahora todos sus nietos han heredado características físicas de su abuelo. Son 5 nietos hasta ahora, Jonnie, Amber, Jules, Zack y George. Todos de ojos verdes y sonrisas grandes. Y es extraño porque sus tres hijos son de ojos azules. Han tenido una vida maravillosa. Louis lo sabe y ahora todos están tristes.

"¿Pops?"

"Papi, creo que debes descansar."

"Vamos un rato al desván, te haré un té justo como te gusta."

"Pops, Papapá estará bien. Vamos a sentarnos."

"Hey, tenemos que permanecer juntos. Es lo que papá hubiese querido."

"Papi, ¿me estás escuchando?"

No quiere escucharlos. Tampoco puede dejar de hacerlo.

Así que Louis hace lo que mejor sabe hacer cuando Harry no está allí para orientarlo. Él huye. No hay barco al que la brújula tenga que guiar. No hay sentido de existencia. Ahora esos tatuajes queman y el significado de cada uno también.

Antes de darse cuenta está en su auto, sin saber que hacer y llorando sin parar. Ya no tiene sentido. No tiene sentido. No tiene sentido.

"Papi, detente. ¡Papi espera un momento!"

"¡Amelia, no dejes que se vaya. Por dios!"

Su teléfono suena más de 30 veces pero no le importa. No quiere preguntas. No quiere discursos motivacionales. No quiere a Zayn regañandole. No quiere a Liam comprendiendole. No quiere a Niall llorando junto a él. No quiere a sus hermanas recordándole que lo menos que Harry querría es que él huyese. No quiere la llamada de Gemma, quién también le había perdido, justo como él. No quiere organizar un funeral para ver a un montón de gente que dice entender su dolor.

Son las 6 am en un domingo. Las carreteras están vacías y él está llorando porque no puede dejar de recordar lo que Harry dijo hace tantos años. Pero tenía razón y lo odia, se odia, los odia juntos por eso. Se quiere arrancar la piel porque esta llena de historia. Se quiere morir, se quiere morir, se quiere morir. Por favor, déjenlo morir.

Ha pasado tanto tiempo, tantos años, tantas experiencias que ya no recuerda como ser una sola persona. Ya no recuerda como ser Louis sin Harry.

Y entonces pasa.

Él ya no está para aquellos agites. Harry le hubiese dicho eso. Le hubiese advertido.

La garganta se le cierra y no puede respirar, justo en ese momento aquel camión se le cruza en el camino.

La oscuridad lo consume, como si cayera al vacío. Y se siente feliz.

No hay más lágrimas. Ni llantos.

Sólo la oscuridad y la esperanza de ver la sonrisa de Harry una vez más.

Luces, sirenas y muchas personas gritando es lo poco que su cerebro logra captar en los siguientes 20 minutos.

Justo después, ya terminó.

Él está muerto o al menos eso desearía.

Sin embargo, las cosas no funcionan de esa manera. Si a Louis lo iba a consumir el dolor, preferiría hacerlo solo, en su mundo de fantasía. Él no es suficientemente fuerte para soportar el dolor colectivo de la familia. Tampoco lo es para dejarlos ayudarle, mientras ellos también se sumen en la tristeza.

¡Demonios! Louis nunca ha soportado esta clase de eventualidades de vida. Cuando Anne murió, Harry estaba devastado y aún así, apoyó a Louis cada momento porque él sintió que había perdido a su madre de nuevo. Que idiota.

¿Qué clase de esposo fue? ¿Qué clase de padre, amigo, hermano? Harry merecía más de lo que él podía ofrecerle. De lo que él alguna vez pudo ofrecerle. Él siempre supo y siempre se lo dijo, pero habían llegado a un punto donde no podía vivir sin él. Ya no. Era injusto y egoísta pero era cierto.

Y ahora, ya no estaba.

No tenía alternativas.

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⏰ Última actualización: Sep 29, 2020 ⏰

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Don't leave me. // Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora