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Caluroso día en la ciudad, era un calor infernal que derretiría un helado en segundos. Los ventiladores apenas tenían la fuerza necesaria como para dar una sola vuelta, el ruido que provenía de ellos al girar se asimilaba al del chillido de una tiza al resbalar en la superficie de la pizarra.

Faltaba media hora para salir de clases y disfrutar de un hermoso fin de semana de verano. Lo único que atiné a hacer para que el tiempo pase, entre comillas... Rápido, fue tomar mi cuaderno y comenzar a hacer garabatos. Mientras el profesor se empeñaba en hacer que los alumnos traten de comprender qué ocasionó la II guerra mundial, yo escribía en alemán lo tan aburrida que me parecía su clase. Y además lo tan hermoso que me parecía el chico que se sentaba justo frente a mi.

Distraída dibujaba corazones al rededor del nombre: Adam.

- ¡Señorita Stronhold!- Alcancé a ver de reojo una enorme barriga dirigiéndose a mi, y según por lo que me percaté su intención era hurtar mi cuaderno.

- Vaya, Vaya. Una alumna que no le gusta mi clase.

- Nunca dije que no me gustara- Dije tartamudeando. - Sólo...- Intenté proseguir pero detuvo mis palabras superponiendo las suyas en las mías, y además escupiendo un poco entre medio.

- Si tan aburrida le parece la clase, creo que debería ir a dibujar corazones y "Adam es hermoso" en detención- Dijo enojado - Además, el primer idioma que estudié fue alemán y entiendo perfectamente lo que escribía en su cuaderno- Gritó tratando de agrandarse.

*Era la última falta que le iba dejar cometer, arruinó mi reputación, todos viéndome con cara de sorpresa y burlona. Y sobre todo el chico de en frente que con vergüenza trataba de ocultarse. Justo antes de que arme el escándalo del año, la campana de salida tocó.*

- ¡Carajo!, lo odio- Balbucee mientras me dirigía fuera del colegio.


Querida, Emily ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora