Llego el preciado día, sali vestida de negro, no me importaba que vieran mis tremendas ojeras y mi palides. Camine por todos los lugares que he recorrido, fui al parque y me sente en la banca donde me bese la primera vez con él, me pare y me sente en la banca en la que me habia torturando viéndolo besándose con la perra de su mejor amiga, pase por afuera de casa de David, pase por afuera del liceo y luego recorrí todo de vuelta hacia atrás, llegue a mi casa, cerre la puerta con llave, mi madre nunca esta en casa si que era imposible que se encontrará justo hoy, cerre las cortinas de toda la casa, cerre las puertas, apague la tele y subi a mi cuarto, solo deje la ventana abierta con la cortina cerrada, cerre la puerta con llave, busque un vestido de color negro que tenia, me sente en la cama, abri el velador, saque las pastillas y las fui ordenando a medida que las sacaba, primero las más grandes, despues las de colores, después las ácidas y luego las pastillas para dormir, eran más de 20 pastillas las que tenia ordenadas en la cama, pesque la botella de alcohol y la deje abierta, me puse a pensar unos minutos y luego de eso comencé, la primera pastilla no iso nada, la segunda pastilla tampoco, la tercera pastilla aún no lograba nada, la cuarta pastilla me causó leves mareos, con la quinta pastilla empezó el verdadero mareo, con la sexta el mareo se iso más intenso, con la séptima empezaron las alucinaciones, con la octava ya no lograba mi estabilidad y con la novena ya mi cabeza explotaba. Cai en la cama y mis ojos solo veian círculos, alguien entro por la ventana y solo escuchaba que decía: -¿que hiciste?¿porque lo hiciste? Despierta, por favor reacciona- me sento bruscamente y introdujo sus dedos en mi boca, queria que salieran pero no lo logro, esto ya habia llegado a su fin.
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Mi historia, mi decisión.
Teen FictionAlgo tan insignificante que se convierte en algo inevitable.