El cirujano tranquilizaba al enfermo al que estaba a punto de operar.
- Todo va a salir bien. Cuente en voz alta hasta diez.
La anestesia surtió efectos. Pasó algún tiempo. El enfermo preguntó:
- ¿Cómo salí, doctor?
- Amigo mio, no soy doctor. Soy un ángel.Francisco padrón