Capítulo 1a

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 UN AMANTE FELINO

 "En busca de una esposa".

NekoNeko

Aún recuerdo todo lo que pasó. Aún puedo decir con seguridad que sé con lujo de detalle lo que sucedió ese día que marcó para siempre mi vida, y que ahora forma parte de mi presente y mi futuro como un destino que nunca antes me hubiera imaginado que pudiese darse y existir.

Fue en temporada de lluvias. Días después de mi cumpleaños número quince.

Una mañana, "como es de costumbre todos los días", fui al colegio y luego de pasar un rato en el centro comercial con mis dos mejores amigos regrese a casa temprano.

Cuando ya estaba cerca de llegar aún acompañado de Ichigo y Tarou; unos insoportables chillidos se escucharon a unos cuantos metros, que a cada segundo parecían estar acercándose.

 En el momento que descubrí a ambos enormes caninos asustados correr cerca de donde estábamos, no pude evitar por reflejos instintivos ocultarme detrás de Ichigo que estaba en ese momento más cerca de mí.

---Ja ja, Kasumi, se nota demasiado que te aterran los perros----decía mi amigo en burla, cuando ambos animales ya parecían haberse ido.

---¡No te burles, es algo que le puede pasar a cualquiera!.

---ja ja,si, pero solo a ti te odian todos los perros del mundo.--- contestó Tarou burlándose cruelmente .

---Bueno, tampoco creo que eso sea así de extremo. Los animales tienen la facilidad de percibir todas nuestras emociones, y el hecho de que tu te aterres con solo verlos, los hace bastante hostiles contigo.

Mientras seguíamos platicando, la lluvia hizo su presencia en forma de llovizna, y poco después que Ichigo y Tarou se marcharon por caminos distintos al mío , me percate que desde el lugar del que habían salido los dos enormes perros callejeros , se alcanzaban a escuchar los maullidos de un gato desesperado. Al acercarme a un callejón cercano lleno de cajas y botes de basura, confirme que se trataba de un enorme felino negro con unos hermosos ojos "azul de noche" que parecía haber sido recientemente atacado, ya que se notaban a simple vista enormes marcas de mordidas que no dejaban de sangrar.

Al momento de acercarme a aquel animal , me sorprendió que no intentara huir, y más aún, que no reaccionara con miedo al sentir mis manos que le tocaban para verle mejor.

En algún instante, cuando mire aquellos pedazos de cielo que parecían estar más tranquilos con mi presencia, sentí que era mi deber ayudar.

Me quite el suéter de la escuela y con el envolví al enorme y dócil animal para llevarlo en brazos .

Cuando llegue a casa me lleve la conveniente sorpresa de que no había alguien cerca, así que aproveche la situación para subir rápidamente a mi habitación.

Una vez  ya habiendo  llegado, deje al enorme gato dentro de una caja de cartón con una mantita dentro que encontré en mi armario. Inmediatamente, me dirigí al baño y saqué el estuche de primeros auxilios que siempre he tenido a la mano, a causa de tantas caídas y heridas que he sufrido al huir siempre de algún can enojado, durante lo que ha sido toda mi vida ( según mis recuerdos al menos ).

Al regresar a mi alcoba me apresure con algo de dificultad a limpiar, desinfectar y vendar aquellas heridas que después de toda la sangre retirada sorprendentemente ya no se veían tan grandes y pronunciadas como parecían haberse notado cuando recién lo encontré.

Después de horas de batallar con la sangre, los vendajes y hasta el pendiente de ver que el felino aveces no se movía, me dispuse a velar su sueño.

Tuvo que pasar el resto de ese día y todavía dos días más (en los que me dedicaba a cuidarlo después de la escuela) para que yo siguiera observando los cambios o progresos del animal. Pero digamos que después de esos días de no dormir bien, el cuarto día ya en la noche, mientras estaba en el suelo recargado sobre la caja termine cediendo ante el sueño.

Mientras dormía, soñaba que unos fuertes brazos me tomaban y unos ojos azules tan profundos como la noche me observaban fijamente.

Al despertar, me di cuenta de que estaba recostado y cobijado sobre mi cama. Al ver eso, sinceramente no pude recordar cómo fue que termine así, y aunque yo mismo pudiese decir que eso "habría sido una buena razón para asustarme" , lo que más bien me hizo entrar en pánico fue que al sentarme, todo en la habitación se me había hecho cinco veces más grande de lo que originalmente era. Y al querer bajar de la cama me impresione todavía más cuando  en lugar de dos manos y dos pies tenía cuatro patas blancas alargadas.

En ese instante de horror caí al suelo por descuido y en cuanto vi la puerta de mi habitación abierta y que el gato no estaba en la caja,  escuche casi al instante los gritos de mi madre que provenían de la sala.

Completamente confundido y algo aturdido, bajé deprisa las escaleras como pude. Pero como era la primera vez que lo hacía literalmente "a cuatro patas", perdí el ritmo y caí rodando. Al terminar de descender y topar contra el suelo, me incorporé nuevamente para dirgirme por fin a la sala donde una sorpresa que no me imaginaba ya me estaba esperando...

Solo pude darme cuenta de que mi madre tenía lágrimas en los ojos, mientras que mi padre y mi abuela platicaban con un sujeto de cabellos oscuros que además de parecer haber salido recién de la ducha, estaba cubierto apenas con una delgada toalla sobre sus caderas... " Supongo que más obvio no podía ser lo evidente ¿no?".

Mi madre se acercó lentamente hacia mí y sin verme con extrañeza me tomó con sus delgadas manos, acercándome a su pecho y arrimando su boca a mi oído solo para decirme en un susurro: "te extrañare mi querido Kasumi kun" .

Yo no entendía nada de lo que estaba pasando. Hasta que aquel sujeto que me volteo a ver se acercó, me tomó de los brazos de mi madre y mientras me cargaba enfrente de todos me dijo en voz alta "Tú serás mi esposa".

---¿¡ Qué?!--- pregunté desde mis adentros sumamente impresionado.

...:::continuará::..


¿Un Amante Felino?-LGBTWhere stories live. Discover now