capítulo tres

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Todo de repente paso tan rápido... Como si todos dejaran de existir.. Ellos se estaban besando y eso me dolió demasiado, sabía que alguien como el debía de tener novia pero muy en el fondo esperaba que no fuera así, sin darme cuenta las lágrimas comenzaron a salir y sólo pude seguir caminando hacia mi clase y pensando en que me veía tan estúpida llorando por un chavo que jamás se fijaría en mi, al menos no como algo más que su amiga, Abraham era de esas personas que aunque casi no los conozcas te cambian la vida.. Era alegre, tierno, atento y su sonrisa... Tenía una sonrísa que podía enamorar a cualquier persona, solo me quedaba ser su amiga

Los hermanos ZaragozaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora