Estaba sentada viendo la lluvia caer por la ventana cuando alguien tocó a mi puerta, una y otra vez hasta que fui a abrirle: Cuando me fije no había nadie pero en el piso encontré una caja color rojo que decía: "Para Sally" y obviamente, Sally era yo.
La agarré, cerré la puerta, coloqué la caja sobre la mesa y me puse a pensar: "¿Qué habrá dentro?" "¿Qué pasará si la abro?" "¿Me pasará algo?".
Luego de un rato tuve la valentía de abrirla: en ella había fotos mías y con mi hija, pero más mías. Me empecé a asustar porque en estos lugares donde estábamos en aquellas fotos solo eramos mi hija y yo o solo me encontraba yo sola.
De repente sonó el teléfono, lo agarré con las manos temblorosas y atendí con una voz tan aguda y baja que ni se escuchaba. Solo se escuchaban respiros y después de unos minutos una persona al otro lado del teléfono empezó a hablar:
_ Sally, sally - dijo una voz grave - ¿Te gustaron mis fotos? Espero que sí porque me costaron mucho trabajo, ¿Sabes dónde está tu hija? - Me dijo a carcajadas mientras yo no podía ni respirar - Está bien, vamos a cuidarla, ya no es más tu trabajo.
_ Per.. - La persona colgó el teléfono dejandome con la palabra en la boca.
En un momento la luz se cortó y entre en pánico, se escuchaban voces y pasos que se me acercaban, pero por suerte luego de 15 minutos la luz volvió.
Me senté en el sillón y me puse a pensar, mientras lloraba. Pensé en qué le pasaría a mi hija y también que me pasaría a mi cuando de repente, siento unas manos que tocan mi cara y una voz me dice:
_ Si hubieras cumplido con tu palabra esto no tendría que ser así - Me dijo extremadamente serio.
Me largué a llorar y me puse a suplicar para que no me hiciera nada pero aquellas manos apretaron tan fuerte mi cuello que llegaron a doblarlo completamente, casi quitando la cabeza de mi cuerpo tal como hacia mi hija con las barbies.
No me importaba morir, solo me importaba mi hija y lo que pasaría con ella, pero ya era grande y debía cuidarse sola porque su madre no estaba más para protegerla.~Fin~