La carta

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Hola amor:

Nunca he escrito una "carta" así que estoy un poco nerviosa y no sé qué poner. Pero creo que comenzare con el principio. Disculpa si te confundo pero mis sentimientos no son tan fáciles de explicar.

Recuerdo cuando me viste por primera vez, cuando caminaba por el parque y tú estabas en esa banca sentado, de momento te volteaste, nuestras miradas chocaron por un instante sentí que todo a nuestro alrededor se había detenido.

Pero el ciclista que me pasó a traer me recordó que el mundo seguía en movimiento. El pobre hombre calló al suelo junto conmigo. Ambos golpeamos, él pidió una disculpa y volvió a montarse en esta.

Yo me quede allí, tirada en el frío pavimento, sin nadie que me pudiera ayudar....

Y fue allí donde tú te acercaste a ver cómo me encontraba, recuerdo aún tu mirada profunda cuando me viste, la manera cómo me cubriste del sol y me ayudaste con la herida de mi pierna. Como me extendiste la mano y yo te la acepte, recuerdo la primera vez que sentí tu mano, estaba tibia, entonces, al ver que no me podía levantar, me tomaste detrás de la espalda y me cargaste hasta la banca más cercana. Buscando una llave de agua para lavar mis heridas y evitar que esta siguiera sangrando. Ese momento no lo podré olvidar, aparte que me dejo una cicatriz en mí ser (literalmente)

Después, cuando te ofreciste a llevarme en casa en tu bici, aunque lo dude a un inicio pero sabía que no podría caminar hasta mi casa, por lo que acepte. Me ayudaste a subir y puse mis brazos alrededor de tu cuerpo, me dio una seguridad que nunca antes había experimentado.

Llegando a mi casa me cargaste entre tus brazos llevándome a casa, donde mis padres abrieron la puerta agradecidos de que tú hubieras aparecido y me ofrecieras tu ayuda.

¿Recuerdas cuando volviste a mi casa para saber cómo estaba? Mi madre te abrió la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, mientras que mi padre.... bueno tú sabes como es. Debo de confesarte algo, al inicio no te quería, pero con el tiempo hasta llegó a llamarte "Hijo"

Fue un momento muy tenso cuando estabas sentado frente a mí en el sillón y él llegó del trabajo. ¿Recuerdas su cara? Bueno, a mí se me hace difícil olvidar su expresión.

Saludo generalmente y entonces se dirigió a la sala, se quitó la corbata lentamente viéndote, tú te levantaste muy tranquilo y lo saludaste presentándote. Mi padre extendió su mano, seguía analizando la situación. Entonces me vio, te vio a ti, y me sonrió dándome un beso en mi cabeza, pero a ti te seguía viendo feo.

Después, el día que me trajiste flores rojas y frescas, esa noche me la pase en vela oliendo las flores constantemente. Amanecí con el polen en mi nariz.

Recuerdo que... ¿No lo recuerdas?

¡Esta bien! no mentiré más. Lo nuestro no comenzó así y no creo que alguien me allá arrollado con una bicicleta, pero la verdad es siempre más difícil de relatar.

No recuerdo cuando nos conocimos (por eso inventó historias) no recuerdo que ropa llevabas ni si fue un momento especial o no... No recuerdo nada de lo ocurrido. No sé si era Noviembre o Mayo, si hacía frío o calor, si tú me viste primero o yo a ti.

Solo recuerdo cuando me empecé a enamorar de ti. Me gustaban tus manos cálidas que tenías, tu bello color en las mejillas, la sonrisa sincera que me regalabas cuando te veía, todas nuestras conversaciones con las miradas, todos aquellos pequeños detalles que me hicieron quererte cómo a nadie.

¿Recuerdas el caramelo macizo sabor cereza que me regalaste? Bueno, guarde la envoltura por años creyendo que tarde o temprano algo haría que te importara el que yo lo hubiera guardado tantos años

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