One Shot

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-¿Para mi? Oh Dios, son hermosas. Muchas gracias.

La joven chica tenía una radiante sonrisa en su rostro, en sus manos sostenía un ramo enorme de margaritas y su voz se había dulcificado y vuelto mucho más melodiosa. Aunque todo acabó al cerrar la puerta.

-¿Mas flores? -Pregunto Dipper, sin apartar la vista de su libro, en cuya tapa se veía un claro "2".
-Margaritas esta vez.
-Valla, ese chico esta completamente enamorado de ti.
-No lo culpó.

Una risa burlesca se escuchó salir de los labios de la chica, mientras su hermano sólo sonreía de manera casi invisible.

La pequeña Mabel camino de manera coqueta hasta la mesa, balanceando sus caderas y haciendo un ligero sonido con sus tacones negros, olió una vez más las flores y buscó con la mirada algo donde ponerlas.

-¿Donde quedó el florero?

Dipper no apartó la mirada del libro ni dijo nada, sólo levantó su mano derecha y una luz celeste emanó de esta, luego alzó un dedo, hizo un círculo y, finalmente, sólo lo dejó caer, y en tan sólo un segundo el florero apareció flotando, envuelto en el mismo celeste que la luz que cubría su mano.

Mabel lo tomó con delicadeza -Gracias.

-No se para que las conservas, no te importan, ¿cierto?

La castaña sonrió, limpio el florero con gracia y acomodo las flores, deshaciéndose de las maltratada y las que tenían imperfecciones, luego río con burla, tomó una margarita pequeña y marchita y luego otra en perfectas condiciones.

-Eres adorable cuando te pones celoso -Dijo la castaña con una amplia sonrisa.
-Te diría que te vez adorable cuando dices esas idioteces, pero no es así, la estupidez no te pega para nada.

Por fin Dipper había bajado el libro, ahora se miraban a los ojos con desafío. Ambos estaban celosos, pero no lo admitirían nunca, era un signo de debilidad y eso era algo que ellos no debían tener, algo que no podían permitirse.

Mabel comenzó a hablar con seriedad -Sólo te diré algo; ni en mi vida ni en mis pensamientos no existe lugar para los débiles, y no dudaré un segundo en deshacerme de cada uno de ellos.-La chica tomó ambas margaritas, con la mano izquierda levantó la flor maltratada y la aplastó sin piedad alguna, la mano de ella comenzó a brillar y los restos de flor a flotar, finalmente sólo se pulverizo en el aire y callo al piso.

Dipper miró lo que quedaba de la margarita con ojos fríos y una expresión imperturbable, luego levantó la vista y miró a su hermana, esta lo miraba divertida, le encantaba jugar con las personas, saber lo que ellas pensaban y manipularlas a su antojo. Por eso estaba feliz en ese momento, por que Dipper al fin había mostrado un sentimiento en aquel frío rostro y ella podía controlarlo, aunque sea sólo por un segundo.

Sólo por esta vez el dejaría que ella se divirtiera.

Ella se le acercó, con su mano derecha se llevo la flor a su respingada nariz y la olió, cada paso era más provocativo que el anterior, pero esto no cambiaba nada en Dipper.

-Tu eres el único que merece algo de mi atención.

Dicho eso, colocó la margarita tras la oreja de Dipper y con el suave cabello castaño la acomodo, apartando todo el rastro de este de la frente de su hermano.

-Después de todo, eres el unico que me iguala en poder.

Acercó sus labios a la frente del chico y lo beso con ternura.

-Sin ti no podría lograr mis planes.
-Nuestros planes -Corrigió Dipper.

Volvió a reír y se apartó.

-Por supuesto, nuestros planes.

Ella se alejo con los ojos cerrados, la confianza y la victoria estaba reflejadas en su rostro. Esto no le molestaba a Dipper para nada, pero de vez en cuando tenía que bajar de las nubes a su hermana o todo podría fallar, un error y todo acabaría.

Dipper reaccionó rápido, ella ya se había dado la vuelta cuando el la agarró de el brazo y la jaló hasta el. Sus labios se juntaron y el castaño no apartó los ojos de los de ella, quien los tenía abiertos de par en par.

Al separarse, Dipper se sacó la margarita de su cabello y la paso rápidamente por el de ella.

-A ti te queda mucho mejor.

Debilidad (Pinecest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora