Día en el zoo.

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El fin de semana llegó rápido. Era sábado por la mañana y los niños y yo nos estábamos preparando para ir a pasar el día al zoo.

Ian iba a venir a buscarnos a las 10 y yo aún no sabía que ponerme. Me quería poner algo casual, pero me quería ver bien para él.

-¿Mamá, estás lista?- Me preguntó Leah entrando en mi cuarto.

-¿Qué crees que me debo poner, estos pantalones vaqueros con una camiseta simple o una blusa?- La pregunté.

-Creo... Creo que te deberías de poner esta blusa. Hoy hace buen día y no hace frío.- Ella me dijo dándome una blusa con un estampado floral que me había comprado en Tennessee.

-Gracias.- Dije dándole un beso en la mejilla. Ella salió de la habitación y yo me puse rápidamente la blusa, los vaqueros y las zapatillas de los perros y metí todas mis cosas en el bolso, junto con cosas que tenía que llevar para los chicos. Una botella de agua, tiritas... etc.

A las 10 en punto, ni un minuto más ni un minuto menos Ian apareció en mi puerta.

-Buenos días, chicos. ¿Estáis listos?- Preguntó.

-¡Sí!- Los dos niños corrieron y le abrazaron.

-Vamos, vamos al coche.- Dijo el sonriéndome.

Una vez allí, Ian aparcó donde pudo y todos nos bajamos del coche. Los niños estaban estáticos, no paraban de decir que estaban deseando ver a los animales. Louis decía que quería ir a ver los tiburones, le encantaban los tiburones. Y Leah decía todo lo contrario, ella quería ir a ver a los delfines.

A la hora de la comida, Ian nos quiso invitar a un restaurante del zoo, le dije que no hacía falta, que yo podía pagar lo de los chicos y lo mío, pero el insistió. La comida en el zoo es mucho más cara, demasiado. Veía a las familias que iban con mochilas llenas de comida para comer.

-Algún día podríamos hacer eso. Venir al zoo, y hacer un picnic.- Dije sonriendo.

-Eso estaría bien.- Dijo Leah mirando a unos niños que estaban sentados en el césped con sus padres.

-Chicos, hay algo que Ian y yo queremos deciros.- Dije mirando a Ian.

-¿Qué estáis juntos?- Preguntó Leah con una sonrisa socarrona.

-¿Cómo lo sabes?- Preguntó Ian.

-Porque, el otro día fui a ver si estabas despierta porque tuve una pesadilla e Ian estaba dormido en tu cama y estabais abrazados.- Ella nos contó.

-Bueno, pues sí, era eso. Pero... No podéis decir nada aún. Queremos ir despacio.- Dije. Las cosas con Shay aún estaban un poco calientes. Shay estaba cabreada con Ian y conmigo, bastante cabreada. Ashley le había intentado convencer de que estábamos hechos para estar juntos, pero ella no le había hecho ni caso. Cogió y se marchó.

Después de comer por fin fuimos a ver los animales acuáticos. Louis salió corriendo a ver a los tiburones que estaban a un lado y Leah al otro, donde estaban los delfines.

-Mira, mamá. Mira que grandes son.- Louis gritaba mientras los miraba.

-Claro, los tiburones también crecen, como tú.- Le dije agarrándole del hombro.

-Pero yo nunca seré tan grande como ellos.- Él me dijo agachando la cabeza.

-A lo mejor de tamaño no, pero estoy seguro que de mayor harás grandes cosas. A lo mejor puedes hasta llegar a presidente de los Estados Unidos.- Le dije abrazándole.

-¿Crees que sería buen presidente?- El me preguntó.

-Estoy segura de que serás el mejor.- Le contesté. El me abrazó y me dio un beso.

-Te quiero.- Él me dijo. Era la primera vez que me decía algo así. Cuando le conocí yo pensé que nunca me trataría como si fuera si verdadera madre. Ahora veo cuan equivocada estaba.

Cuando volvimos a casa, Ian llevaba en brazos a Leah que estaba dormida y yo llevaba a Louis, que también lo estaba. Subimos hasta mi casa y yo, abrí con cuidado de no despertar a Louis la puerta y acostamos a los dos en sus camas.

Cuando los dos estuvieron acostados, Ian y yo bajamos al coche a coger cosas que habíamos comprado. Un peluche en forma de tiburón a Louis, uno de delfín a Leah y yo me había comprado un peluche en forma de oso panda gordito.

Ian me cogió de la cintura una vez que llegamos a mi casa y me dio un beso.

-Que ganas tenía de hacer eso.- Él me dijo besándome de nuevo. No paró de hacerlo hasta que llegamos a la cama.

-Los niños están en la cama.- Le susurré. Me levanté de la cama y le dije que me siguiera.

Me metí en el baño y cerré la puerta.

-Abre la ducha.- Le dije mientras empezaba a desnudarme. Ian hizo lo que le dije y después me agarró de las caderas y me metió allí.

Empezó a besarme por todos lados. Los labios, el cuello, bajó por mis pechos hasta mi vientre.

Me cogió en brazos y yo puse mis piernas y mis brazos alrededor de él. Noté como entraba dentro de mí despacio, sin prisa.

-No grites mucho.- El me susurró y yo intenté asentir.

Empezó a moverse lentamente al principio, luego no pudo parar y empezó a hacerlo más rápido.

Ambos necesitábamos esto, necesitábamos estar juntos en cuerpo y mente. Hacernos uno.

Sus besos me hacían cosquillas y sus manos se apretaban en mis caderas mientras se empujaba profundamente dentro de mí.

-Te quiero, Lucy.- El me susurró.

-Yo también te quiero.- Le susurré de vuelta.


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