Ella.

4 0 0
                                    

Al abrir mis ojos, ella se ha ido, y no estoy en esa cama matrimonial en la que me acosté anoche, y no tengo ese anillo en forma de alas en el dedo anular.

Estoy en esa cama con la que he soñado todas esas noches, en esa habitación que siempre aparece en estos sueños, con esos raros y repetitivos rituales. Cierro los ojos con fuerza para despertar, y al volver a abrir los ojos, sigo durmiendo. Ojala pudiese despertar así como duermo.

En fin, otro día de ir a ese lugar inventado por mis sueños llamado Escuela, a aprender todas esas cosas innecesarias que no sirven en el mundo real.

Elijo unos pantalones y una camisa al azar, gracias al cielo mis sueños tienen buen gusto de ropa que me gusta usar. Subo a la pobre imitación de mi auto en la vida real, y conduzco a esa Cárcel de repetición y aislamiento.

Tomo el mismo lugar que acostumbro a tomar en este sueño, y veo las mismas cosas innecesarias en la vida real, cada vez más y más compleja. Aun no entiendo porque mi mente me gasta esta tonta y aburrida broma, pero en fin, no puedo despertar.

Siento mis ojos pesados, y como una persona de mi sueño dice que me agache para que pueda ver lo que mi mente ha proyectado en la pantalla, lo hago. Para poder estar más cómodo, cruzo los brazos sobre la banca, y pongo mi cabeza sobre ellos. Y al cerrar los ojos, allí esta ella.

Vuelvo a abrir mis ojos al oír que me llaman por mi nombre, preguntándome alguna tontería que aparece en mi sueño, y respondo lo que me suena más lógico, y gracias a mi cabeza, es correcto. Vuelvo a cerrar mis ojos, pero otra vez me he quedado dormido.

Al caer la noche, me preparo para despertar. Me despojo de mi ropa y la dejo sobre la cama, me acuesto en la zona más fría que encuentro en la cama, y despierto.

-Buenos días, dormilón, ¿Qué tal dormiste?-dice en un susurro, al momento que me sonríe, besando mis labios con suavidad y cariño.

-Lo mismo-admití riendo levemente mientras respondía el beso con suavidad y lentitud.-Despierta a las niñas, prepararé el desayuno.

Y pasaron los días, y las noches, y no podía despertar. Empecé a sentirme sumamente asustado y nervioso, pensé que nunca volvería a despertar y me quedaría aquí atrapado y que nunca la volvería a ver, empecé a hacer de todo con tal de despertar. Agua fría, caliente, pellizcarme, abofetearme, pincharme, de todo, pero solamente no podía despertar.

Y gracias a mi cabeza, es sábado, no tengo que ir a esa Cárcel de repetición y aislamiento. Y por primera vez en mucho tiempo, decido ir al centro. Quizá así despierte, al ir a un lugar que no conozco del todo, quizá mi mente no pueda proyectar nada y así pueda estar con ellas.

Así que me pongo un traje sencillo, subo a mi auto, y conduzco al centro. Al llegar, entro al primer estacionamiento que encuentro, y voy a pie a una plaza con árboles, una iglesia, una fuente, un kiosco, y varios locales. Para pasar el rato en lo que despertaba, traje mi guitarra, Hawie.

Y mientras camino por la plaza, al ser tan alto, y pasar junto al Kiosco, allí esta ella, del otro lado. No puedo evitar sentir el corazón latirme con fuerza, y mis manos empiezan a sudarme como aquella primera cita que tuvimos.

Empiezo a acelerar el paso hacia ella, dando uno que otro traspié, ya que mi mente nunca la había proyectado antes, y no la he visto en tanto tiempo. Y ella sube al Kiosco, así que yo también. Se acerca la barra que da hacia la fuente, se recarga sobre ella, y mira a la gente pasar.

Empiezo a reducir el paso, respiro profundamente, sonriendo de la emoción, hasta estar detrás de ella. Me colocó a su lado, y solo me ve de reojo.

La miro confundido y algo preocupado y sumamente aterrado, ya que no me saluda como lo hace en la vida real. Me acerco un poco más a ella, bajando la cabeza, pues soy mucho más alto que ella. Ella voltea a verme, me sonríe levemente, una sonrisa de saludo, y vuelve la mirada a la gente.

Empiezo a sentirme más y más nervioso, no sé qué decir, la madre de mis hijas y mi amada esposa no me reconoce en mi propio sueño. Acero mi mano a su hombro, pero cuando estaba apenas y rozando su suéter, detengo mi mano, y comienzo a alejarla.

Aprieto la mandíbula, trago saliva, y meto mis manos a mis bolsillos. Bajo la mirada a mis pies, y bajo del Kiosco. Suspiro por lo bajo, y respiro lentamente, y trato de tranquilizarme. Ya que, en la vida real es mi esposa y me ama, así que todo estará bien en cuanto despierte.

Paso bajo de donde ella está, hacia la fuente. Dejo el estuche de mi guitarra en mi hombro, y empiezo a tocar nuestra canción. En la vida real, estudie esta canción hasta dominarla a la perfección. Se la dedique cuando éramos novios, le hice honor en la novela que escribí sobre nosotros, conseguí que mi banda la tocara en un concierto en el que le propuse matrimonio, y la bailamos en nuestra boda.

Así que dejo caer la plumilla contra las cuerdas de metal de Hawie, poniendo la punta de mis dedos en el lugar exacto, y empiezo a cantar la canción "Yo Estaba Perdido, Estaba Perdido...". Conforme va avanzando la canción, empieza a agruparse la gente a mi alrededor, veo la proyección de mi ex novia junto a la proyección de por quién me dejo, y siento ganas de llorar al estar solo. "Estaba Perdido, Estaba Perdido, Cansado y No estaba Preparado..."

Pero entonces, un pequeño grupo de músicos que estaba de paso, saco en un parpadeo sus instrumentos, y empezó a tocar mi canción, los miré un momento, me sonrieron, les sonreí, y seguí tocando. "Pero esperé, por esto".

"Entonces Yo Esperaré, Por Ti".

Y al levantar la vista, ella estaba al frente de todos, más cerca que nadie, viéndome con una enorme cara de sorpresa y felicidad, acercándose a mí mientras las lágrimas de felicidad le caían por sus hermosas mejillas. Y ella empezó a cantar: "Por Favor, Por Favor. Regresa y cántalo para mí".

Y juntos, cantamos la última línea "Estaba Perdido...".

Al final, ella me sonríe, y yo a ella. Me abraza, y yo a ella. Me besa, y yo a ella. Y me ama, y yo a ella.

"Algunos sueños, pueden volverse realidad."


Un Sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora