Rebobinando

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Déjame rebobinar, recordarte, tal y como fuiste susceptible al caer en este estado de inconsciencia y somnolencia al que todos llegamos.
Déjame rememorar la primera vez que nos vimos, el cruce de miradas, la chispa, el algo y el aroma a ti. Recordar el temblar de mis rodillas, mi estómago volcar, mis dientes castañuelear y mi voz sin aliento. Recordar las noches de insomnio, las tardes de café y las mañanas de ti, las madrugadas de estrellas de deseos fugaces pensados inalcanzables; la melodía de tu voz en un nota, las miradas repentinas y los "Te amo" inesperados.

Y es que te extraño tanto joder, con unas ganas tan cabronas qué podría gritarlo a todo el mundo y desgarrarme la garganta en el intento de que lo escucharas, tú, que sólo me escucharas tú.

Rebobinemos el tiempo de ti y de mí, ven y toca mi puerta, tómame la mano, bésame fugaz, ilumíname con tu sentir y abrázame como tu alma.

Recordemos y que no solo sea eso. Aquí estoy bien parada y firme, tan tangible y sólida y te digo que te amo con unas tremendas ganas y no porque sí, no porque antes lo hacía, no por los recuerdos, las fotos, las cartas, los besos ni nada, sino porque aquí lo siento, estallando en un grito.
¿Lo escuchas?...

Gritos sordos de un ave mudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora