El ruido que producían las gotas de lluvia al caer le causaban cierta tranquilidad, concentrándose en ellas y en las ligeras pisadas que realizaba mientras avanzaba por la gran avenida de la ciudad. Aquella tarde invernal era la más fría de todas y no tenía nada de especial, sin embargo el joven de cabellos rubios decidió salir a dar un paseo antes de tomar el último café del día. No obstante, el incesante ir y venir de la multitud agotó su paciencia, por lo que desvió su caminar hacia el sector sur de la urbe, dirigiéndose inconscientemente hasta un solitario pero iluminado parque del lugar. Allí se desplazó unos pocos pasos y detuvo la acción, enfocándose en algo que captó su atención; una flor, una llamativa rosa en pleno invierno. Elevó ambas cejas debido a la sorpresa, acercándose con cuidado a esta flor para admirarla de mejor manera. "Imposible", pensó él, percatándose de la viveza que aquella rosa poseía aún estando en un gélido clima. La observó durante un buen momento, comenzando a bosquejar una media sonrisa sobre sus facciones, "vaya, el color se mantiene" susurró mientras una de sus manos salía de los bolsillos hasta alcanzar el tallo, palpándolo. Finalmente decidió despojarla, llevándola ahora en sus manos. Avanzó unos centímetros más y se frenó nuevamente, desplazando la rosa frente a sus ojos, centrando su atención en el color que ésta padecía. "Sus labios" dijo inmediatamente, como si la tonalidad de aquella flor trayera consigo el recuerdo del chico que tuvo, meses atrás, entre sus brazos. "Son igual de rosáceos" susurró, borrando lentamente la sonrisa que segundos atrás había formado. Se mantuvo quieto por un buen lapso de tiempo, siendo invadido por las diferentes imágenes de aquel joven que había sido invocado por aquella flor. Una lágrima proveniente del lado izquierda brotó, deslizándose ligeramente por su mejilla hasta caer al suelo. "Ahora estás mejor" añadió elevando su vista al nublado cielo nocturno, todavía sintiendo la lluvia palpar su blanquecina tez. "Dejarte ir fue la mejor decisión que hice" concluyó cerrando sus ojos y dejando caer la delicada rosa al suelo, perdiendo instantáneamente el color debido al légamo esparcido en la zona. Minutos después continuó su viaje, permitiendo que pequeñas lágrimas se escaparan de sus ojos y manteniendo la lentitud de sus pasos. Sus labios volvieron a ensancharse levemente, esta vez con un toque de nostalgia, pensando en aquel muchacho que todavía amaba y se encontraba lejos de él, "kim taehyung", pronunció su nombre de manera suave, "gracias por visitarme de nuevo", escondió ambas manos en sus bolsillos, "espero que te encuentres bien", finalizó.
Notas del autor: Un pequeño relato inspirado en la canción Roses de Kaiser Chiefs.
─ MJ ; 20062015 ; 6:10 am.