El despertar

45 5 0
                                    

Pasaron horas y horas, en las cuales el vampiro permaneció junto a su amada. Gabriel tenía claro que ella estaría enfadada al principio, incluso iba a odiarlo por convertirla, pero pensaba que con el tiempo Savannah llegaría a amarlo. Y mientras se aferraba a esa firme creencia, recordó en sueños la primera vez que la había visto.

"Había sido meses atrás, cuando Gabriel viajó a una ciudad alejada de la costa cuyo nombre nunca recordaba, para visitar a un viejo amigo. Era de noche y él había salido a alimentarse, llevaba varios minutos andando cabizbajo por las oscuras calles y atento a su alrededor. Se lamentaba de su mala suerte y añoraba la compañía de una pareja, de una mujer a la que amar y entregar su corazón y toda la eternidad si fuera preciso. Desde que su prometida Marie Anne lo abandonase después de convertirla, hacía varios siglos, no había vuelto a tener una compañera vampiresa.

En ocasiones Gabriel envidiaba a los humanos, no por sus debilidades sentimentales, ni por su ignorancia de lo desconocido, sino por su facilidad para encontrar pareja.

Entonces de pronto alzó la cabeza y se paró en seco; había algo extraño en el aire, un olor muy atrayente. Aguzó  sus sentidos y se centró en buscar ellatido del corazón de la humana que lo atraía de aquella forma. Y la vió unas calles más adelante, era una muchacha alta y delgada, caminaba despacio por las calles y parecía sumida en sus propios pensamientos. Gabriel no podía verle la cara, pero intuía su belleza. Con cuidado empezó a seguirla, al principio pensó en atraerla a un callejón oscuro y alimentarse de ella. Pero después se lo pensó mejor y decidió observarla en silencio, pues le producía mucha curiosidad.

La joven ajena al vampiro, siguió su camino hasta una floristería, se paró frente al escaparate y observó las flores. Gabriel también lo hizo y aquello le trajo recuerdos de tiempos pasados, de dulces momentos junto a Marie Anne...  <<No se parecen en nada...>> Pensó de pronto y despejó su mente centrándose en su presa. Cuando volvió la vista hacia la floristería, Savannah ya no estaba, él frunció el ceño y miró a su alrededor. La vio al otro lado de la calle, torciendo a la izquierda y sonrió, aquello le divertía, ella podía correr, pero no iba a escapar de él.

La siguió de nuevo y la vio parada en otro escaparate, a unos metros de él, entonces Gabriel tuvo que esconderse, porque si se le ocurría alzar la vista lo vería. Por último la chica entró en un edificio de bloques, que debía ser su hogar. Y el vampiro se quedó quieto entre las sombras.

<<Tengo que saber más de ella...>> Pensó y mientras un plan se formaba en su cabeza, hechó un último vistazo a la entrada del edificio."

De repente Savannah empezó a moverse poco a poco y el vampiro centró su atención en ella. Seguía con los ojos cerrados y estaba aun más bella que de costumbre, por un mometo Gabriel se detuvo a admirar sus facciones, cómo el pelo le caía sobre los hombros y sus labios estaban entreabiertos. Deseó besarla, pero cuando sus labios iban a rozar los de ella, Savannah se removió en sueños y murmuró palabras inninteligibles. Él sostuvo su mano mientras acariciaba su rostro para calmarla.

–Tranquila, amor mío... ya queda poco– Savannah murmuró su nombre y Gabriel rozó sus labios y permaneció quieto a escasos milímetros de ella durante unos segundos. Después tocó la piel de su cuello para comprobar su frialdad y asintió. Savannah había tenido suerte en su conversión, había sido rápida y placentera, sin embargo, Gabriel no había tenido tanta suerte.

"Se encontaba en la guerra, había sido convocado para defender su ciudad. Gabriel no quería dejar a su prometida Marie Anne sola, pero no tenía opción.

Era una noche muy fría y el enemigo les había dado tregua, Gabriel había salido a despejar la mente y respirar el aire fresco de la madrugada, cuando oyó unos ruidos a su espalda. Se volvióponiendo su cuerpo en tensión e intentó vislumbrar algo en la oscuridad, pero no vio nada. Hasta que una voz dijo su nombre:

–Gabriel...–La voz era masculina y venía de algun sitio entre los árboles.

–¿Quién eres?– Preguntó receloso.

–No me conoces Gabriel... Pero yo llevo observandote mucho tiempo...– La figura de un hombre alto y muy pálido emergió entre las sombras. Su belleza era inhumana, sus ojos eran rojos y su expresión era malvada, fría y calculadora.

–¿Qué quieres de mí?– El hombre soltó una risa siniestra y en un segundo estuvo enfrente de Gabriel.

–Tu sangre–El vampiro retuvo a Gabriel entre sus brazos y con rudeza mordió el cuello de su víctima, dejando la sangre brotar hasta su boca. El grito de dolor de Gabriel resonó en la quietud de la noche, pero el vampiro se lo llevó consigo, sellando su destino para siempre..."

Gabriel reprimió un gruñido de rabia al recordar el dolor al que le sometió su creador. Él jamás permitiría que Savannah sufriese semejante tortura. En esto notó un cambio en ella, se había quedado muy quieta y apretaba su mano con mucha fuerza. Después abrió los ojos y Gabriel le sonrió pero la sonrisa se congeló en su rostro cuando ella dejó escapar un grito degarrador que atravesó el cuerpo de él dejándolo sin respiración. La conexión que los unía a traves de la sangre le permitía a Gabirel sentir lo que Savannah sentía, almenos una parte. De nuevo Savannah se retorció entre sus brazos y soltó un alarido. Ésta vez un dolor abrasador recorrió la espalda de Gabriel y apretó los puños, solo había sentido esa clase de dolor una vez antes, cuando su creador lo torturaba con plata. Le hacía beber pequeñas cantidades que le abrasaban el cuerpo durante horas, todo para el disfrute personal de aquella bestia. Entonces Savannah lo miró con los ojos llorosos y él se sintió mareado, el dolor de ella y su propio dolor al ver a su amada sufrir lo golpearon con fuerza.

–Algo va mal... ¡Algo anda terriblemente mal Gabriel! – Dijo entre susurros. Él la abrazó y la acunó entre sus brazos mientras sollozaba y gemia de dolor.

–No permitiré que te pase nada malo...– Susurró él acariciando su cabello– Te sacaré ese veneno de la sangre... aunque tenga que morir para ello...– Le prometió.

La leyenda del VisitanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora