CAPITULO I.

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Serena's POV.

La casa estaba vacía. Como siempre. Lo único que quería era entrar en mi habitación y dormir hasta no despertar.

Mis padres están divorciados y vivo con mi padre ya que lamentablemente mi madre me dejó a a cargo de él y ella se fue. No tengo una buena relación con mi papá, bueno no es por mi culpa. Aún que a veces lo pienso así, el no se preocupa en una mínima parte de mi. Tiene mucho dinero pero no lo comparte conmigo más que cuando recuerda que tiene una hija.

Hay veces en las que me acuesto en la cama y desearía jamás haber nacido. Me refiero a que no tengo a nadie. En la escuela tengo amigos pero son tan superficiales que no me gusta estar con ellos. Son tan falsos y estoy harta de la gente falsa en mi vida.

Entré a mi habitación y enseguida mi teléfono empezó a sonar.

-¿Si?
-¿Estás en la casa?

Era mi padre. Sin un hola, como siempre.

-Um, si. Acabo de llegar de la escuela, tuve... - me interrumpió.
-Muy bien. No sé a qué hora llegue.
-Ok papá.

Colgó.

Me quedé mirando el teléfono por un minuto y una lagrima cayó de mi ojo. Odiaba que fuera así conmigo. Lo juro. Me lastimaba tanto...

Me metí a bañar y me coloqué mi pijama, entre en la cama y caí dormida.

Desperté por el despertador, ala ir mi cabello, me vestí y tomé mis cosas de la escuela. Baje las escaleras y una muchacha estaba haciendo el desayuno. Mi padre estaba sentado en la mesa con un café viendo las noticias. No one un poco de cereal y me senté en el otro extremo de la mesa. No vio en mi dirección y no dijo buenos días. Ni siquiera me pregunto cómo estaba. Ya estaba acostumbrada. Termine mi "desayuno" y tomé mi mochila para dirigirme a la escuela.

El día era cálido y esperaba que hubiera frío. No me gustaba el calor. Llegué al colegio y fui directo a mi casillero, saqué el libro de cálculo y fui a mi clase.

La mañana pasó rápido y cuando me di cuenta ya eran las 2. Guarde mis cosas y salí. Sin despedirme de nadie. Iba caminando por la calle y sentía que alguien iba detrás de mí. Voltee y era un chico. Un chico muy guapo y con cabello largo y color miel. Iba vestido de negro. lo ignoré.

Llegué a mi casa y estaba vacía. Fui a ver qué había de comer puesto que moría de hambre. Bien. Lasaña. Corté un pedazo, serví agua de frutas en un vaso y subí a mi habitación. En lo que comía me puse a realizar mis deberes.

Mientras terminaba de cerrar la mochila con mis libros tomé mi teléfono y marqué a mi papá. Ya era tarde. Al 8 pitido contesto.

-¿Que quieres?
-Um. Hola papá, me preguntaba a qué hora ibas a llegar, ya es tarde.
-No es de tu incumbencia.

Y colgó. Cada vez que trataba de acercarme a él, él me rechazaba y cada vez mis esperanzas se iban muriendo, ya no sabía qué hacer, lo juro.

Que rara era. Me gustaba pegarme con él en las piernas y los brazos, y, cuando se formaban por moretones los apretaba. Creo que era masoquista. Me gustaba el dolor. Pero ya estaba acostumbrada.

Terminé de hacer mis estupideces y caí en la cama. Que maldita vida me había tocado a mí. M preguntaba por qué. Era buena persona y no hacía mal a nadie. Tal vez mi papá me odiaba porque... Está bien, no lo sé.

Lo peor de lastimarme a mí misma era cubrir los moretones. A veces hacía calor y no podía usas blusas de manga larga, no quería ser rara. Cada vez que llegaba con moretones en los brazos me preguntaban porqué. siempre contestaba que era torpe y ellos sólo reían.

Siempre reían y siempre reía con ellos. Eran tan estupidos para creerse esa historia. Nunca nadie me preguntaba si estaba bien. Creían que porque siempre tenía una sonrisa en la cara era feliz. Qué equivocados estaban. No era feliz. En absoluto.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2015 ⏰

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