Capítulo I

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Yo tan solo estaba en el techo de la casa de mi abuela, era un verano demasiado tranquilo y aburrido. La noche era el mejor punto para sentir el frío y la humedad que inundaba la ciudad después de una leve lluvia que apenas logró mojarme . Estaba acostada en el techo viendo las estrellas que algunos admiran, cuestionando su brillo y distancia, son realmente maravillosas no hay duda alguna. En algún lugar cerca del punto en el que me encuentro se oye un ruido, mi instinto hace que me de la vuelta y veo como una persona intenta robar en la casa de mi querida abuela, al parecer no se da cuenta de mi existencia y solo esbozó con esfuerzo algunas palabras
-¿Se te ha perdido algo en el techo?
El se impacta y me observa, la luz no favorece a mis ojos, es difícil ver su rostro con claridad. Los ladrones deben de ser personas despreciables que no tienen piedad y roban a personas que apenas tienen, o personas realmente ricas, y todas ellas son desconocidas para el ladrón, eso es lo que sabía de los ladrones, entiendo que a veces tienen necesidad pero esto es un poco ridículo. El solo me observa, y apenas consigue decir.
-Lo siento...
-Ven, siéntate a mi lado, hablame de ti, te ayudare si no vuelves a hacer esto, pero tendremos que vernos...  Espero que ya no sea en el techo -es increíble lo que acabo de decir pero continuo-  ¿Te parece mejor que nos veamos en el piso?
Silenció.
Es la respuesta que hay después de un momento. El empieza a acercarse a mi y se sienta.
-¿Cómo te llamás?
- ¿Estas  segura de que si te digo mi nombre no irás y le dirás a la policía para que pueda ser arrestado?
- Mira la policía no lo hará al instante, son solo personas que abusan del poder que les da la ley y roban nuestros impuestos al igual que los políticos. Pero no has robado.
- Hiba a hacerlo.
- ¿Qué te detiene?
- Tu
Me empiezo a reír.
- Oye, me podrías golpear y meterte por donde salí,  pero no lo has hecho...
- No soy bueno en estas cosas.
- Sin embargo lo haces, rara tu forma de hacer las cosas.
- Es la desesperación de un humano al querer salir adelante.
- Okey, mantengamos el anonimato por ahora, ¿Como quieres que te llame?
- Siempre me ha gustado el nombre de Kurt.
Inmediatamente empecé a reírme, cuando pude controlarme le tome la mano y dije.
- Querido Kurt te amo, amo tu música aunque siempre tengas veintisiete, Kurt Cobain te amo y has marcado mi vida.
El me mira con sus ojos color avellana, tiene un cierto resplandor su mirada.
- Jejeje..., ¿Conoces a Kurt Cobain?
- Si no se hubiese matado, yo sería su segunda esposa - le sonreí, no me acordaba que mi mano seguía sosteniendo la suya, así que la solté- Sabes, aunque este muerto puedo entenderlo perfectamente.
- Vaya...
- Emmm...  ¿Que te parece  el nombre....  Paul?
- Demasiado elegante para mi gusto.
- ¡Pepe!, ¡Toño!,¡Pedro!
- Muy comunes.
- Eres muy especial, deberíamos de buscar un nombre igual que tu.
- ¿Cómo yo?
- Especial, torpe y divertido. Se que sonará absurdo, pero...  ¿ Quieres pasar a tomar algo y discutimos tu nombre junto con tu propósito?
- Esta bien.
- Tienes que quitarte la gorra, la bufanda y aquella chaqueta- le dije mientras le desenrrollaba la bufanda, sus dientes eran perfectamente blancos y alineados, sus labios carnosos y rojos, su piel era como la más fina cerámica, blanca pero con un toque de vida. Su cabello alborotado, sus cejas un poco pobladas, su rostro era una maravilla para mis ojos, me quede pasmada al verlo.
-¿Entramos ?
- Woouu
- ¿Qué?
- Eres tan guapo, me has sorprendido... Vaya, realmente eres...  Woouu- de inmediato sus mejillas se tornaron rojas- Ohh... haces lo mismo que yo.
-¿Qué? 
- Te sonrojas al estar en distintas situaciones, a mi también me pasa. Emmm..  Deberíamos de entrar.
- Si.
Bajamos unas escaleras para bajar del techo, luego recorrimos un pequeño pasillo, ahí fue donde saque mi llave y abrí la puerta. Al entrar pasamos por dos cuartos, volvimos a bajar escaleras y cruzamos unas diez habitaciones, la sala, el comedor, al final logramos llegar a la cocina.
- Exactamente por esto quería robar aquí.
- No te dejes engañar, la mayoría no tiene nada y mi abuela  se la pasa viajando, sus cosas de valor no las tiene aquí, tal vez en otros países o no lo se.
-¿Son ricos?
- No exactamente, mi abuela trabajo muy duro y supo cuidar de su dinero, tiene pensión, toda mi familia la apoya económicamente. Ahora le toca disfrutar.
- Vaya... Me encantaría ser como tu abuela.
- A mi también, ella siempre a sido mi mayor apoyo.
- Entiendo.
Nos sonreímos y empecé a preparar té,  pues no tomo café desde un pequeño incidente.
- Ohh.. Mis modales, lo lamento, mi nombre es...
Colocó su dedo sobre mis labios y me dice.
- ¿ Quieres decírmelo? 
-  Nuestra relación ya es rara, y creeme no tengo nada como para que me robes o estafes. Mis padres nunca me apoyaron, he trabajado desde la preparatoria y pagado mis estudios yo sola, así que el dinero apenas me alcanza para vivir. Lo lamento, me altera pensar en mi pasado. Llamame Kim.
- Me llamo Nicolás.
- ¿Ya no habrá seudónimos?
- No. Y te entiendo completamente sobre los padres.
- Es algo complicado, puedo entender a distintas personas pero a mis padres no.
- Es como..., bueno realmente se que se preocupan por sus hijos, nadie tiene un manual de como ser un padre o madre. Pero hay veces que las decisiones que toman sobre nosotros  los hijos perjudican a los mismo.
-Entiendo, me entiendes -me exalte lo tome por los hombros.
-¿Porque reaccionas asi?-me miro.
-Ahh... Lo siento, es difícil que alguien me entienda.
- Jejeje ...  Si creo que a mi me pasa lo mismo.
-¿Quieres ver una película?
-Si, estaria genial. ¿Que película tienes en mente?
- Te parece bien, Spiderman.
-Nunca he visto las películas
- Yo cambiare eso.

El robo una amistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora