CAPÍTULO 1 El comienzo de todo

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Al final resultó ser todo un mal entendido. Un mal entendido, pero que muy muy mal entendido. Gracias a esto, yo, Ruth Lage, ya no estoy entre vosotros. Por lo menos este es mi diario suicida, y así mi histotia se dará a conocer. Espero que no sea solo una portada de periódico, ni que quede en la memoria. Espero que sirva de ayuda, pero sin malas trayectorias.
Vamos a empezar por el principio de todo, sin líos ni complicaciones.

Viernes 12, septiembre 2009.

Me tiro al sofá, enciendo la radio. Luzbel, Arce. Me levanto y subo el volumen. Me encanta esta canción, me hace pensar. Empiezo a cantar. De repente llega mi hermana y me grita.

-¡Apaga esa mierda, zorra!

Me vuelvo a levantar del sofá y apago la radio. Yo pensaba que con quince años ya puedes elegir que música poner sin que nadie te juzgue. Pero me equivocaba. Da la casualidad de que ahora todo el mundo te juzga por todo. Tanto por tu aspecto físico, como por el carácter.

-Ya no me dejas ni escuchar música en paz.- solté.

-Eso no es música, ni es nada.- respondio mi hermana con una cara un tanto vulgar.

Miré hacia el techo y decidí irme a mi habitación, ya que en la sala no se puede estar tranquila. Agilicé el paso, entré en mi habitación y crerré la puerta.

-¡No des portazos puta gorda!- oí decir a mi hermana desde la sala.

Otras palabras dolorosas más. Como siempre. Siempre esta igual. No hay dia que no me llame gorda o algo similar.
Minutos después llaman a la puerta.

-¡Yo voy!- grito mi hermana.- ¡Ruth! Son tus amigas- añadió.

Salí de mi cuarto corriendo. Lo que más me apetecia en ese momento era salir de ese antro. Ese horrible antro donde Candela, mi hermana, no dejaba de hacer comentarios ofenaivos hacia mí. Cojí las llaves, una sudadera, el móvil, los cascos y un poco de fuerza de voluntad y salí por la puerta sin despedirme.
En la calle, Amanda y Sandra me consuelan.

-No puedes permitir que tu hermana te hable así. Puede que tenga dos años mád que tu, sí, pero no tiene derecho a hacerte esto. Aunque tuviera veinte más, tampoco.

-Venga Sandra, dejla. Siempre le dices lo mismo y nunca reacciona. Nunca reaccionará. Tansolo quiere un poco de atención. Yo me voy, si quieres ven.

Las palabras de Amanda me llegaron al corazón, tanto que sentí que ya no le importaba.

-Chao.- me dijo Sandra nientras me daba un beso en la mejilla y un gran achuchón -Luego hablamos. Te quiero.

De nuevo me quedé sola. Amanda ya se fue, no quiere saber nada más de mí. Desde que va con las "guays" es demasiado superficial. Parece que solo me queda Sandra, aunque valla todo el rato detrás de su prima, como ahora.
Llego a casa y me encuentro con que no puedo ir a la fiesta de esta noche porque mi hermana quiere salir con su novio.

-Pero mamá -protesté -Es el cumpleaños de Livia. Aparte, podemos salir las dos.

-Losiento hija, pero no.

Estaba que iba a estallar. El cumpleaños de mi mejor amiga y no puedo ir porque mi hermana, a ultima hora, ha quedado cin au novio para ir al cine. Si es que, lo hace todo por joder. Estoy harta. No se si llorar o liarme a puñetazos con la pared. Me pongo a pensar y decido una tercera opción. Dormir.
Cuando ya estoy dentro de la cama me suena un whatsapp. De Miriam.

"Chicaaasss. Hoy fiestukii en casa de Liviiiiii. A ponerse en modo 'on' la alegriiiaaa. #Gogogo"

Después de releer el mensaje unsa siete veces, apago el móvil y me tapo con las sábanas hasta la cabeza.
Y siempre me hago esta pregunta: ¿qué gana mi hermana con fastidiarme la vida? ¿qué gana la gente con ser falsa?
Rompo a llorar, pero sin que nadie me escuche. Ahogándome con mis propias lágrimas, peleándome con mis propios sentimientos...



Diario de una suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora