Preámbulo

1.7K 78 62
                                    

"Viernes, 2 de octubre de 1992.

El pasado sábado 26 de septiembre, Lilia Luján, única hija y heredera del empresario Francisco Luján y de la modelo italiana Enrica Bianco, formalizó su compromiso con el diseñador de modas José Gutiérrez Junior, dueño de la reconocida marca Lilian Pegú.

La agradable velada tuvo lugar en el Castillo de Chapultepec y recibió a centenares de invitados que acompañaron a los futuros esposos en un charla amena acerca de los pormenores del enlace y los preparativos necesarios para la boda, que celebrarán en Cancún el 15 de mayo de 1993.

Finalmente, los ahí reunidos, saborearon una exquisita cena y brindaron por la felicidad de Lili y Pepe bajo la luz de la luna y la agradable melodía de los violinistas que le dieron el rtoque final a la noche".

—¡Qué horror! —murmuro escandalizada y tiro el periódico a un lado del sofá de la sala de lectura en donde estoy sentada—. ¡Mamá! —grito más alto de lo que me es permitido normalmente. —¡Mamá! —grito aún más alto al ver que no recibo respuesta—. ¡Mam...

—¡Cómo vuelvas a gritar así te vas a quedar sin voz hasta el día de tu boda! —dice mi madre sin enfado al entrar por la puerta del salón de lectura en donde me encuentro acostada.

—¿Ya viste la nota del periódico, ma? ¿Qué onda con los fotógrafos? Mira la foto que pusieron, ¡salí con los ojos cerrados y parece que tengo bigote! —le digo señalando una pequeña mancha bajo mis labios y se sienta a mi lado.

Mi pelo rubio se nota triste y sin vida por los colores opacos del periódico y el verde de mis ojos no pudo robar la atención debida porque mis párpados se atravesaron en el camino.

—¡Estas guapísima, Lili, no inventes! —me contradice sin ni siquiera mirar.

—Ma, ¡es en serio! Me veo horrible, parezco Hitler y mira la cara de Pepe —apunto con el dedo el periódico infernal.

—¿Qué tiene Pepe? Igual está guapísimo, como siempre.

Su pelo castaño está relamido hacia atrás y su cara, tan inocente como un bebé, nos mira sonriendo temeroso y su brazo cubre mi hombro desnudo.

—Ash, mamá, estás insportable —le reclamo pataleando sobre el sofá—. Velo bien, tiene cara así como de susto. La gente va a pensar que no se quiere casar conmigo, que le da miedo o que estaba enfermo del estómago o algo. ¿No podemos demandar al fotografo y al periodista que escribió esto? —pregunto de forma inocente aunque sé muy bien la respuesta.

Mi madre suelta una carcajada y dice: —¿Yo estoy insoportable? ¡Y eso que todavía faltan ocho meses para tu boda! Ay amora, amora. Y al periodista, ¿por qué lo quieres demandar?, ¿él qué culpa tiene de que la foto haya salido manchada y que el pobre de Pepe esté muerto de miedo por casarse contigo?

—¡Mamá! —le gritó más alto aún y la empujo levemente fuera del sofá—. Es un cursi, no se le ocurrió nada mejor que: "la agradable velada donde se saboreó una exquisita cena a la luz de la luna..." —completo imitando una voz refinada—. ¿Los periodistas necesitan licencia para trabajar? Se la deberían de quitar a este. —Aviento el periódico lo más lejos posible de nosotras.

—Pues yo solo espero que el pobre de Pepe no te complazca todos tus caprichitos, sino quién sabe en qué demonio te convertirás —me dice con una sonrisa y me da dos palmadas en las piernas.

—¿Pero me vas a querer aunque me convierta en un monstruo horrible, así con garras y todo? —digo y salto sobre de ella sorprendiéndola.

—¡Ya eres un monstruo! —grita entre risas tratándose de defender de mi ataque de monstruo— ¡Esta bien, esta bien! ¡Te amo, Liliana! ¡No me despeines que ya vamos a salir!

Recordando a Aisha (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora