PREFACIO.
Miré al vampiro a los ojos y no vi nada, sólo lujuria y desengaño.
Salí corriendo de allí, pero fue inútil, él me había alcanzado.
Entonces llegó mi ángel, mi salvador...
CAPÍTULO 1.
Mi futuro esposo se preparaba para irse junto conmigo al baile que nuestros mejores amigos, en realidad los suyos, habían preparado como celebración, pues sólo quedaban 2 semanas para el enlace.
Mi esposo era lo que ha simple vista todos habían querido desear: guapo, alegre, amable y rico, sobre todo rico.
Pero no era así, era la peor persona del mundo, maltratadora, creída y rica, eso le hacía ser así.
Subí a la habitación donde mi mejor amiga me preparó para la fiesta. Me puso un corsé rojo pasión y un cancan blanco como la nieve, fácil de manchar así que le puso una fina telilla negra a su alrededor y encima colocó el vestido violeta de tela carísima y lo ató a la espalda. En el pecho llevaba unos detalles de brillo y en la cintura, para marcar la separación, un cinturón de tela dorado.
-Gracias Prudens.
-No se merecen.-Siseó mientras salía por la puerta para coger unos guantes blancos.
-Sí lo hacen.-Murmuré.
Lo único que no me gustaba de mi personalidad era mi testarudez y mi timidez.
Me lanzó una mirada cómplice y yo le sonreí sincera. Amaba a Prue como a una hermana, incluso más.
La pesadez del corsé me impedía moverme y me costaba mucho respirar, sentía los pechos enganchados como con alfileres y como si una aguja les hubiera traspasado.
Seguí arreglandome hasta que la carroza llegó a la puerta de la mansión.
Mi novio, alborotado y malhumorado como de costumbre golpeó fuertemente la puerta hasta que consiguió abrirla y nos encontró a Prudens y a mí hablando y riendo mientras me volvía a atar el vestido que había tenido que quitarme para aflojarme el corsé.
-¿¡AÚN ESTÁIS ASÍ!? ¡ES QUE NO SOIS MÁS QUE UNAS MISERABLES COTORRAS.-Cogió y quitó de un empujón a Prue y la apartó, cogió y me abrochó la cremallera bruscamente, de tal modo que casi se rompe, pude presenciar un sonoro <<CRACK>>-Mujeres teníais que ser.
Me dolieron sus palabras pero más me dolió ver la cara de dolor y desprecio en Prue.
-La violencia no es la solución.-Le recordé. Me miró con ira y superioridad.
-Calla, estúpida.
Me dolían sus palabras pero me pasaban por el lado. Subimos a la carroza y llegamos a palacio. Alguien nos esperaba.
