Toy Chica, una jovencilla vista de la manera más triste, con el estereotipo mas odiado. Ella no es así y lo sabe. Pero de algún modo, que todos lo señalaran, era un poco angustiante para ella.
Un día como cualquier otro, se dirigía a su empleo; una pizzeria para niños. Cada día se emocionaba más, pues tenía la oportunidad de observar al chico del cual ella estaba enamorada, su nombre era Mike Schmidt.
-Todos se alejan de mí, me observan con ojos de asco y desaprobación, volteo el rostro para mirarles y preguntarles cara a cara qué pasa, qué sucede, pero ellos solo se van. No lo entiendo. ¡Pero eso no importa!, por ahora solo estoy pensando en él.
Las mejillas de Toy Chica enrojecieron un poco, perdida en su pensamientos, empezó a andar por el pasillo principal de la pizzería. No había estado prestando atención a su alrededor, lo que provocó que su pequeño hombro chocara con el de alguien más, haciendo que la sacara de sus cavilaciones.
Para su mala suerte, la figura con la que habia chocado definitivamente era más alta y fuerte que ella, tuvo que retroceder un poco. Tenía la obligación de pedir disculpas, pues podía tratarse de un cliente.
Al retroceder unos pasos, Toy Chica levantó el rostro para poder ver al individuo con más claridad, parpadeando un poco al verlo bien. Su aspecto era un poco extraño. Estaba a punto de hablar, pero fue interrumpida por el contrario.
-Oh, lo siento, señorita, ¿no le ha pasado nada?El hombre tomó con cuidado la mano femenina y aventuró una resplandeciente sonrisa a la mujer al recibir dicha acción, Toy Chica soltó unas leves risas.
-Gracias, pero no ha pasado nada. Soy una empleada, debería ser más cuidadosa yo.-Oh, ¿en serio?
Al responder, él sólo siguió su camino terminando la conversación que mantenían. La mirada de la rubia denotaba confusión, pero segundos después trazó una ligera sonrisa.
Continuó con su camino y empezó a trabajar como se debía. Había pasado tanto tiempo que ni siquiera se percató de que su turno finalizó. El reloj marcaba las 11:50. Estaba temblando, tenía algo en mente y algo en el corazón, que le decía que no soportaba más estar callada, necesitaba confesarle a Mike, observarlo no le basta.
Ya estaba caminando a la oficina donde Mike se encontraba, decidida por completo.
-M-Mike. ¿E-está aqui? -dio dos golpecitos en la puerta, con la vista baja. No contaba con el valor suficiente como para mirarlo a los ojos.El varón giró la silla en la cual yacía sentado. Ya que permanecía de espaldas anteriormente, contestó con una cara extrañada. Arqueó una ceja y se puso de pie, justo en frente de su adversa.
-¿Qué hace una persona aquí? ¿Cómo sabes mi nombre? -su voz era un tanto ronca, cruzó los brazos y observó de una forma retadora.Toy Chica se ruborizó tan sólo escuchar su voz y saber que lo que él preguntaba iba dirigido a ella.
-L-lo siento, yo... soy una empleada -tartamudeaba en cada palabra, al ser observada desde arriba se sentía indefensa, nerviosa. Era la primera vez que hablaba con él.
-¿Huh?, ¿qué es lo que quieres? No, ¿cuál es tu nombre? -Mike se tiró en la silla, haciendo que ésta se moviera un poco hacia atrás.
-Toy Chica, p-pero yo quería hablarle sobre algo m-muy importante.-Habla rápido.
Respiró hondo, pensando muy bien sobre como podría comenzar y como lo tomaría.
-Verá, yo siempre lo he querido...
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Is one of your games?
FanfictionSiempre le han observado con una mirada de repudio y asco total, pues tiene esa finta de niña creída cuando no es así. Ella cree darse por vencida. ¿Qué pasa si alguien no piensa igual que todos?, ¿realmente alguien le extenderá su mano?