-Me pregunto que haremos mañana -me dijo Leon mientras me abrazaba y me hacia cosquillas en la espalda.
-¿Qué sucede mañana? -le pregunté. No podía ser un "mesversario" porque seguíamos en febrero y tampoco teníamos que juntarnos con la hermana de Federico para organizar la boda hasta dentro de una semana, así que estaba completamente perdida.
-¿En serio, Vilu? -me encogí de hombros y lo miré con inocencia para que no se enojara por mi ignorancia.
-En serio, mañana no hay ninguna fecha especial -le dije.
-Es San Valentín -me explicó.
Por supuesto, mañana era 14 de febrero, el día de los idiotas enamorados. Leon sabía como me ponía ese día, molestaba a parejas si las veía besándose en la calle o si caía en un día de clases, me burlaba con Mike de los chicos y sus regalos.
-Bueno, ¿y qué con eso? -Leon me soltó y me miró con seriedad.
-Lo sabía, todo es una farsa, tú no me quieres -dijo en un hilo de voz. Ya conocía ese truco, los últimos días había descubierto lo mal que me sentía cuando fallaba como pareja, así que se aprovechaba de eso y me hacía sentir culpable para que hiciera lo que él quisiera. Antes le habría lanzado un libro por la cabeza para que me dejara en paz, pero ya estaba tan acostumbrada a verlo como mi futuro esposo que cuando me decía estas cosas, a pesar de saber que eran mentiras y que lo hacía para controlarme, sentía una bofetada en la cara.
-Lo siento, Mechas... -me disculpé, pero él no cambió la expresión triste de su rostro. Me coloqué de puntillas y lo besé con rapidez, vi un atisbo de sonrisa y me separé-. ¿Qué quieres hacer mañana?
-Vayamos a comer a algún lugar después de la escuela -asentí y le dije que podríamos invitar a Fati con Nathan, para hacer que de una vez esos dos tuvieran una cita.
-No, quiero tenerte sólo para mí -me dijo con terquedad.
Era absurdo, pasábamos todos los días juntos en la escuela, lo iba a buscar después del trabajo, no me dejaba sola cuando estábamos en casa y dormíamos en la misma cama.
-Pero, Leon... -comencé a protestar, pero él bajó la mirada con decepción y tuve que evitar las ganas de darle la espalda y marcharme de nuestro cuarto.
-Hazlo por mí -susurró.
Y ese fue el punto final de nuestra discusión.
No me quedó de otra que aceptar la cita, Leon sabía como hacerme ceder a sus peticiones. Nunca lo habría imaginado, desde los quince años el me obedecía y parecía sumiso a mis órdenes, pero ahora que parecía saber lo que me proponía con esto de hacerlo feliz bajo cualquier circunstancia, se aprovechaba y ocupaba todos los medios que tenía a su disposición para hacerme caer bajo sus pies.
Y lo peor es que yo estaba al tanto de todo esto y lo dejaba hacerlo de todas formas.
¿Por qué ya no me podía negar como antes? ¿Por qué le hacía caso aunque yo no quisiera?
Tenía claro que algo estaba cambiando en mí, la excusa de lograr algo bueno en la vida ya no me servía, tenía que haber otra explicación para esta insistencia que tenía de hacerlo feliz.
Recordé las palabras de Ana, ¿de verdad me estaría enamorando de Leon sin darme cuenta?
Lo miré a los ojos, pero mi mente se nubló. No podía responder a esta pregunta todavía, me confundía demasiado. Lo único que sabía era que me estaba dejando dominar por Harry y que yo no me quejaba.
-¿Me ayudas con la tarea de filosofía? -le pedí después de discutir lo de la cita.
Estábamos en "nuestro cuarto", ya era de noche pero seguíamos despiertos cuando recordé que tenía tarea. Filosofía no se me daba bien como ninguna de las otras asignaturas, la verdad es que no hallaba el día en que al fin dejara de ir a la escuela. Con esto del matrimonio ya no podría hacer todas las cosas que había planeado, pero al menos tendría a Leon para hacerme compañía. Recientemente la idea de nuestra "relación" ya no se me hacía tan mala: Leon me amaba, yo lo quería, el me cuidaba y yo buscaba su felicidad. Aún no éramos la pareja de enamorados -no por mi parte-, pero era mucho mejor que estar sola. Tenía la seguridad de que Leon estaría ahí para mí ante cualquier problema o dificultad que se presentara.
Empezaba a apreciar su cariño.
-¿Es para mañana? -me preguntó y yo le resté importancia. Él negó con la cabeza con reproche y se sentó en la cama.
Busqué mi libro y mi cuaderno de filosofía y me tiré en la cama. Leon abrió el cuaderno y lo hojeó hasta dar con los apuntes.
-Dice que tienes que hacer la actividad 12 de la página 118 -agarré el libro y pasé las hojas hasta dar con la actividad. Maldije para mis adentros, era sobre sexualidad.
No era el tema más indicado con mi prometido al lado y en una cama sin la mirada de nuestros padres encima.
-¿Cuál es? -me quito el libro de las manos y leyó las preguntas. Una sonrisa pervertida se formó en su rostro y lo golpeé en el hombro para que apartara la idea de su cabeza en el mismo instante en que se le ocurrió.
-No, Leon -le advertí. Él se rio con ganas y se lanzó encima de mí para hacerme más cosquillas.
-Yo no pensé nada, tú eres la mal pensada.
-Sí, como no -le dije apartándolo.
Nos pusimos serios cuando comenzamos con las preguntas, pero después de cinco minutos no podíamos dejar de reírnos.
-Lee esta... -le dije. Él acercó el libro hasta su rostro y se lo estampé de un golpe. Me levanté y corrí hasta encerrarme en el baño, le había dado en la nariz y no se veía muy contento.
-Sal de ahí a recibir tu castigo, Tinker -me advirtió desde el otro lado de la puerta.
-No me digas así, sólo Fede me puede decir de esa forma.
-Te digo como quiera. ¡Ahora sale o no te ayudaré a terminar tu tarea!
Abrí la puerta resignada, no me causó gracia su última amenaza. A penas giré el pomo, Leon se lanzó sobre mí y ambos caímos al suelo del baño.
-Sal de encima, idiota.
-No, porque me golpeaste en la nariz -después de un rato de forcejeo, Leon me liberó. Volvimos a la cama para continuar con la tarea, pero se me hacía difícil concentrarme, el tema provocaba que mi cabeza imaginara cosas que no debía, como yo, Leon y una cama al igual que ahora, pero en otras posiciones.
-Violetta, ¿me escuchaste? -giré la cabeza para mirar a Leon con una interrogante en el rostro. No lo había oído por estar pensando en... cosas.
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Leonetta Del Odio Al Amor
RomansaEsta novela se trata de una chica llamada Violetta que para ella su vida se arruinaria al tener que casarse con Leon el consentido se la familia, Hasta que se da cuenta que su odio no sorvia ya que el era un chico muy bueno y adorable.