Sueños

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Estaba en la consulta de un hospital, o al menos eso parecía, junto a dos personas y el doctor. Era la típica habitación donde el médico atiende a sus pacientes, pero en ella había una gran pantalla. Yo estaba extrañado: "¿Una pantalla?¿Qué pinta aquí?- me preguntaba. Las dos personas junto a mí, miraban al suelo, sus rostros parecían sombríos. Sonó un 'click', y la pantalla se encendió. Parecía el típico retrete chino, en el cual la gente hace sus necesidades en un agujero. Estaba sucio, desde donde estaba se notaba que era un lugar infecto de bichos y de cientos de enfermedades. Para mi ya gran repulsión, aparece en la escena, la parte inferior desnuda de una mujer, por la cual empieza a brotar una inmensas cantidad de sangre. Ella se veía débil, con moratones en la piernas. Ante lo asqueado que me encontraba, salí corriendo de aquella habitación, bajo la sonrisa del doctor.

Una vez fuera me imaginé que todo pasara, pero no. Se notaba un ambiente hostil entre los pacientes a la espera. Creía que nada me iba a sorprender después de aquel vídeo, pero para mi asombro, vi sentado a un hombre con media pierna arrancada de cuajo, como si algún ser se la hubiese mordido. Lo observé de arriba abajo, con los ojos exageradamente abiertos, atónito, vi que debajo de él había un gran charco de sangre. A su lado, un hombre de rostro deforme. Asustado por aquella imagen, me fui corriendo, por los pasillos oscuros y sucios de aquel lugar.

Al rato, estaba asumido en la oscuridad, y entonces iluminé con mi móvil. Al fondo de aquella negrura aparece una figura que decía "corre, ven" usando una voz ronca y profunda. Sin pensarlo, casi por instinto, empecé acorrer hacia él. Al acercarme, vi que era mi profesor de Física y Química. Se veía cansado y sudoroso. Me advirtió de su otro yo, que me escondiera si lo viese. Lo decía con un tono de preocupación extraño en él.

Llegué a recepción, donde un hombre de aspecto tétrico y demacrado, con un traje de rayas verticales, me atendería. Pregunté por la salida, y me dijo puerta 25. Para mi gran error, llegué a la puerta 35, elegí mal el pasillo. Tras de mi, noté un aire caliente que me soplaba en la nuca. Me giré y, apareció su otro yo. El doble de mi profesor apareció. Me llevó hasta la pared, donde no tenía escapatoria. Su rostro deforme, su color insano y su joroba, me provocaron temor y repulsión. Me echó su aliento fétido y caliente en la cara,decidido a comerme, pero para mi salvación, mi profesor llegó y lo encerró en la habitación.

Volví a recepción, donde el hombre huesudo, con una voz apagada, me dijo que cogiera el pasillo de la derecha. Una puerta con un cartel apareció ante mí, con un 25 en él. La abrí. En ella había una gran cantidad de libros, libros extraños, diferentes, eran aquellos que se mostraron ante mi. Eran libros para ir de un lugar a otro. Cogí dos de ellos y me fui junto el hombre alto y delgado que me ayudó a llegar a aquella habitación. Abrí uno de ellos, pero estaba completamente escrito, entonces, en el segundo, escribí el nombre de mi hogar. No pasó nada, absolutamente nada. Seguía en aquel putrefacto lugar. Estaba hecho un manojo de nervios, no sabía que hacer, estaba agobiado, cansado. Sentí en mi una gran impotencia. Llevé mi mano al bolsillo, donde tenia mi móvil. Envié mensajes a mis amigos, ellos decían que estaba de vacaciones. No lo entendía. Le expliqué todo a uno de ellos, el más inteligente, y sacó como conclusión que estaba en un mundo paralelo. Ahora más que antes, necesitaba ayuda. Estaba indefenso en aquel manicomio.


De repente, aparecí en la plaza de mi pueblo, junto Paula, Jorge, David, Edu y un chico al que no conocía. Estaba lloviendo, y el cielo era oscuro. La calle vacía, siendo únicamente ocupada, en una diminuta parte, por nosotros, buscando cobijo. Esperábamos el bus para ir al viejo instituto, pero no llegaba, entonces, sin saber porqué, me acerqué a Paula y le rocé el brazo. Edu y el desconocido decidieron irse en bici.

Mágicamente, hubo un salto en el tiempo. Aparecimos más allá de la cuesta del taller. El cielo lloraba, y nosotros corriendo para llegar al colegio. Al instante, un bus aparece de la nada y nos subimos.


Como si nada hubiese pasado, aparecimos cerca del muelle. Era de noche, una noche tranquila y solitaria. El cielo estaba claro, sin ninguna nube. Solo de vez en cuando, una brisa fría perturbaba esa tranquilidad. A diferencia del tiempo de aquella noche, Paula, Jorge y yo estábamos preocupados. No sabíamos donde estaban los demás, entonces, en ese preciso instante, la figura de un cuerpo aparece en la oscuridad. No me lo podía creer, estaba allí, justo ante nosotros. En mi interior tenía la sensación de que volvería a aquel antro de mala muerte, donde casi muero una vez, y al que no quería volver. Sabía que volveríamos a estar separados, y no, no quería que volviese a ocurrir. Ellos, y sobre todo ella aquí, y yo allí. Empujé a Paula, que estaba ente mi, y corrí, corrí y corrí hasta estar frente a ella. Entonces la abracé. El tiempo se detuvo en aquel instante, solo notaba que estábamos nosotros dos. ¿Sería la ultima vez que podría verla? No lo sabía. Lleno de innumerables emociones, y arriesgando todo, la besé. Fue el beso más tierno y dulce que le había dado a alguien. Me esperaba un rechazo inmediato, pero no, ella me abrazó aún más fuerte mientras me besaba. Noté su corazón en mi pecho, cada vez más y más acelerado. Me mordió el labio y ambos sonreímos par a volver a besarnos. Entonces, la lluvia calló.


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La verdad, ciertamente no sabría como describir aquel beso ficticio. Todo parecía tan real en ese momento del sueño, que una vez despierto, tenía la sensación de que nuestros labios en verdad se habían juntado ...


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