RUTINA

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Seis horas y media en un edificio llamado también infierno, donde unas personas amargadas que no quieren estar ahí te dan clases.
Tu haces como que escuchas pero en verdad estas pérdida en tus pensamientos.
Y ellos pasan ya de ti porque saben que nunca conseguirán que les heches cuenta.
Tus amigas ,si tienes, son tu única salvación de morir de aburrimiento.
Las estupideces de tus compañeros te mantienen con vida un par de minutos antes de sumergirte en un oscuro agujero de pensamientos,pero cuando la profesora les manda a callar te undes de nuevo en tu sufrimiento. Ese causado pos la voz vomitiva de tu profesor. Cuando crees que todo esta perdido, suena la campana del recreo, esa campana es tu única esperanza, pero son solo 30 minutos, después de eso vuelves a estar encerrada en 4 paredes llenas de papeles sin sentido.
Te quedan aun tres horas para salir. No sabes si lograras salir con vida, lo único que quieres hacer es llegar a casa y coger el teléfono.
Miras la pared de enfrente intentando apaciguar tu mente, pero ese color tan soso solo te da dolor de cabeza.En ese entonces ya solo puedes mirar fijamente al profesor, intentar incomodarlo, hacer que se calle ya, pero no funciona porque todos le miran.
Tu mirada no es la única clavada en su nuca.
El o ella hace que no se da cuenta, porque saber que cientos de ojos que te observan con ganas de arrancarte la cabeza no es buena señal.
Coges una hoja de papel intentando calmar el aburrimiento que crece por cada palabra que la persona de mas de 30 años parada frente a ti dice, pero tu cabeza esta dañada de información inservible, y no sabes que hacer.
Le preguntas a tu compañero la hora, creyendo que faltan 5 minutos para poder salir del infierno.
Pero las palabras salen de su boca claras. Solo llevamos 20 minutos te dice.
Quieres gritarle al maestro, decirle que se vaya a su casa ya, que os deje tranquilos. Quieres decirle que lo que te esta diciendo se te olvidara nada mas llegar a casa, pero no lo haces. Solo bufas y te quedas sentada en la incomoda silla de madera.
Y por fin, por fin suena el timbre. Ese sonido espantoso que a esas horas suena como canto de ángeles. Te levantas corriendo, ignorando al profesor, el cual quiere mandar deberes.
Cuando sales por la puerta te sientes impecable, como nuevo. Atraviesas la multitud de adolescentes hormonados, hasta llegar a la salida, lugar sagrado.
Te volteas encarando al infierno, y es cuando te das cuenta, de que mañana volverá a repetirse la pesadilla.

"El pensamiento de cada jodido estudiante"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora