Amigos del alma - Edición 2012
Serie Sintonías, 3
Ediciones Jera, Colección Jera Romance
ISBN 978-84-939730-7-0
Publicación: 28 de Septiembre de 2012
294 páginas
15,24 x 22,86. Tapa blanda.
Disponible en papel y en todos los formatos digitales.
Más información en:
www.jeraromance.com
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“... Cuando le preguntaron a Jason Brady, el flamante entrenador de Los Tigres de Arkansas, si consideraba que haber conseguido ensamblar un gran equipo en tiempo récord y mantenerlo en buena posición, a pesar de la plaga de lesiones que sufren desde el primer partido, era el logro más difícil de su vida, él respondió con su sonrisa seductora y su talante de ganador: “no, hombre... Mi logro más difícil fue que mi chica me dijera que sí”. Cuentan que la sala de prensa estalló en carcajadas. Además de su gran sentido del humor, hasta los cronistas hombres reconocen que no es del tipo al que las mujeres le dicen “no”. Pensaron que había sido una broma, una al mejor estilo Jason Brady.
Todas las personas con las que he hablado coinciden en una cosa: Jason y Gillian son como dos gotas de agua (...) pero lo que los distingue de otras grandes amistades es que, al parecer, mantienen una especie de conexión mágica que los fortalece y los complementa, y que es un atributo exclusivo de las almas gemelas.
¿Cómo pasan dos personas de ser carne y uña, los mejores amigos durante más de una década, a convertirse en pareja sentimental?
¿Qué circunstancia tan especial, nueva y determinante puede llevar a dos personas que han mantenido un nivel de comunicación tan profundo, a estrechar lazos?
Bueno, lo que el entrenador Brady dejó claro con su comentario en la sala de prensa es que a) no fue fácil, b) no fue sincronizado, y c) fue él quien puso el balón en movimiento...”
Diane Lilly
GLAM Magazine
Jason Brady y Gillian McNeil son...
Amigos del alma, una historia de almas gemelas.
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Prólogo
Domingo, 25 de diciembre de 2005
Casa familiar, Rancho Brady
Camden, Arkansas
Cuando Jason volvió de dar su paseo a caballo con Gillian y sus hermanos, Victoria no solamente se había levantado; también había hecho el equipaje.
Él se recostó contra el marco de la puerta, que estaba abierta, y miró los bolsos y luego a la modelo, con el ceño fruncido.
—¿Pasa algo? —preguntó con tono preocupado.
—Pasa que me voy.
—Eso ya lo veo —Jason se cruzó de brazos. La preocupación había cedido terreno a la molestia—. ¿Crees que podrás decirme por qué a la primera o esperas que, como siempre, lo adivine?