Dicen que nuestros padres son aquellos que nos aman mas que nadie, pero ya no soy tan ingenuo como para creer que eso es verdad en todos los casos, solo algunos afortunados recibimos ese amor y por eso te estoy agradecido.
Papá vos no me conoces, desde que te fuiste de casa solo vi sonrisas de mentira en tus labios y pensé que las ponías ahí para mi y me sentí orgulloso y feliz.
Supongo que te cansaste de sonreirle a tu estúpido hijo que nunca aprendió a vivir "de la manera correcta", supongo que te cansaste de intentar conmigo, pero igual no quería darme por vencido, quería que estuvieras orgulloso, es lo que todo hijo quiere de su padre cuando es chico.
Perdón, ya no soy chico y aun así quería que estuvieras orgulloso, de verdad lo intente, pero creo que no fui suficiente para vos, creo que fracase y me termine dando por vencido en nuestro lazo, ese que nos unía.
Se que aun ves en mi a aquel que era años atrás, ese que no tenia problemas mentales, ese que no huía de la realidad, supongo que fue mi culpa, el día que me golpeaste por primera vez después de todos esos años lo entendí, entendí que te estabas dando por vencido vos también, porque ya no le estabas pegando a aquel niño como lo hacías antes, sino a mi, al yo adulto. Pero creo que en realidad te diste por vencido cuando me echaste de tu casa, en la que ni siquiera vivía, pero esta bien, de alguna manera te entiendo.
No puedo mentir, también estuve enojado, tanto que te hubiera devuelto todos los golpes que recuerdo multiplicados por dos, pero no lo hice, solo junte mis cosas de esa casa, las pocas que tenia y me fui y nunca volví.
Ahora cuando te veo de vez en cuando también me sonreís y siempre me pregunto si es tu verdadera sonrisa o solo es un acto para los demás, pero ya no importa, porque los dos tiramos la toalla en esta pelea y ya no te tengo rencor.
Solamente me hubiera gustado que me odies por lo que soy, que hubieras tenido la intención de conocerme, no a ese nene de 10 años, no al adolescente alegre de 14, sino al que soy ahora y que me odies por los errores que cometí, esos que nunca tuviste interés en escuchar.
De todas formas ya soy un chico grande y los chicos grandes no lloran, el único lazo que me dolio perder fue el tuyo, el único que realmente me dolió, pero voy a cargar con mi cicatriz como cargo con todas las demás y seguir adelante.
Si algún día queres volver, y conocer a tu hijo de nuevo, quiero que sepas que hay una pequeña puerta abierta ahí para vos.
Chau, papá...
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Insanity
PoetryTal vez todo en mi vida es una ilusión creada por mi mente enferma. Después de todo ... Todos estamos un poco locos...