Capítulo 4: "Llegó el ansiado rescate"

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Los días siguieron pasando, hasta que por fin llegó la ansiada noticia.
Conocimos a un hombre, parte de la pandilla. Al cual nunca habíamos visto antes. Parecía amigable, y en realidad lo era. Nos contó que se unió a esa pandilla porque lo habían mentido que si se unía a eso lo ayudarían a encontrar a su hija, la cual estaba perdida también, pero toda fue una maldita broma.
Hasta el día de hoy, su hija seguía perdida, la última vez que la había visto tenía 6 años, y ya habían pasado 2 años desde que desapareció. Nos pareció raro que nunca lo hayamos visto.
Este hombre, fue quien nos ayudó. Nos ayudó a escapar de ese horrible lugar.
Era un día jueves, nadie había en ese lugar. Excepto yo, mi amiga y el amable hombre de la pandilla.
Aprovechando que no había nadie, nos ayudó a escapar. Por fin, abrimos el portón y vimos la luz del día una vez más.
Pero, en ese momento, mi corazón se aceleró. Justo que intentábamos salir, llegaban todos a lo lejos.
Buscamos otra salida lo más rápido posible. El hombre se escapaba con nosotros también.
Vimos un túnel que había cerca de la entrada el cual conducía hacia afuera. No sabíamos a donde podíamos ir a parar. Pero, si iba afuera, valía la pena.
Ni bien entramos al túnel, empezó el recorrido, escuchábamos como todos entraban y nos llamaban.
Empezamos a asustarnos y acelerarnos cada vez más, hasta que por fin, vimos una pequeña escalera cuya cima eran unas dos puertas.
Las abrimos rápidamente, porque escuchábamos que ya nos habían empezado a perseguir.
Subimos, y suerte la nuestra, donde conducía ese túnel, era a una parada donde justo llegaba un bus.
Dios nos había ayudado inmensamente en esa ocasión, subimos, y al fin. Todo se arregló, había terminado esa pesadilla.

Miércoles de tránsitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora