Cada vez que llega la hora de despedirnos, siento que es el momento más vacío del día.
A penas desapareces de mi vista me pongo a pensar en cómo sería nuestro próximo encuentro, recuerdo la forma en que me miras cuando no tenemos ninguna palabra en mente, entonces, nos hundimos en el silencio y la comodidad de nuestra cercanía.
También pienso si nuestro próximo encuentro será como los demás, en parte doloroso, y ansiado por nuestro gran secreto que me encantaría que todos supieran.