Capitulo III

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Ya dentro, se dirigió a la recepción. Al llegar vio a una señora mayor con gafas y el pelo canoso y dijo.

- Buenos días Margarita.

La recepcionista levantó la mirada y al verlo le dijo con una lave sonrisa.

- Hola, Dante cuanto tiempo sin vernos.

El le contestó devolviendo le la sonrisa.

- Si, ya hace como un mes que no venía.

- Hombre los voluntarios tenéis más vida que el hospital.

El al oír eso le dijo con ánimo.

- Por eso... Marga dame al paciente que tengo que ir a visitar.

- Eso esta hecho guapo.

Sacó una hoja donde tenía registrado todos los pacientes y le dijo.

- Mira te voy a asignar al mismo de la última vez.

El esperaba impaciente mientras Marga buscaba en el registro. Una vez termino le dijo.

- La última vez fue Frank.

- Vale iré a verle. ¿Aún sigue esperando la revancha?

- Si, cada vez que pasa por aquí me pregunta cuando volverías.

- Bueno no le voy hacer esperar más.

- Hasta luego.

- Adiós.

El se fue por el pasillo principal mirando la hoja para constatar la habitación cuando sintió un golpe que casi lo tira.

Entonces escuchó.

- Lo siento ¿Éstas bien?

El contestó dolorido.

- Si no te preocupes.

Vio en el suelo un montón de carpetas y un bolso, junto a este vio a una chica que le dava la espalada agachada recogiendo cosas. El al ver eso estuvo dispuesto a ayudar la. Cuando termino de recoger se lo dio todo a la chica diciendo.

- Disculpa aquí tienes tu bolso y tus carpetas.

Ella al oír eso se levanto y se giró y dijo sorprendida.

- Gra... gracias.

El al ver la se dio cuenta que era ella, la chica de la fiesta.

- De nada.

- Oye, me quería... Disculpar por lo de ayer es que...

El no le dejo terminar diciendo.

- En todo caso tendría que disculparme yo, ya que fue sin querer, y sabiéndolo me puse como me puse, a si que lo siento.

- La verdad es que reírme tampoco fue lo apropiado.

Ella al terminar miro su reloj y dijo.

- Joder!! Voy a llegar tarde lo siento pero me tengo que ir.

Al decir eso se fue con prisas, pero Dante no podía volver a perder una oportunidad de conocer a alguien y dijo sin pensar, alzando la voz.

- Espera, ojos bonitos.

El al oírse decir eso se empezó a avergonzar y se le empezaron a subir los colores ya que la chica se paro en seco y se giró ruborizada, entonces el se dirigió hacia ella y le dijo entre cortado.

- Lo... Lo siento de verdad es que no se tu nombre y te quería preguntar algo.

Ella dijo aún ruborizada y sorprendida de que a el le gustaran en sus ojo.

Un paso hacia el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora