Prólogo

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Tantas veces pensé de niña como quería mi futuro, la típica casa perfecta, el típico novio de película que me cargaría hasta la habitación en nuestra  luna de miel, el hermoso vestido de novia,  blanco, precioso, la mascota perfecta y todo perfecto. Tantos sueños que toda niña normal tiene, y  conforme crece va viendo su realidad y ve que no todo es como alguna vez se lo planteó o como lo llegó a desear. Y así sucedió conmigo, todo se fue al suelo sin darme cuenta y ahora es un maldita rutina que ya no tiene sentido. Así que les contaré algunos detalles de mi niñez. Mi madre, Maré, vivió en un lugar humilde donde solo tenía que comer, se fue de casa, trabajo y conoció a mi padre, Christian, su familia era muy adinerada no por herencia o la típica historia de ser familia con plata sino porque toda su vida trabajo y ahora tiene su imperio en el negocio de maderas, soy hija única y eso en parte me gusta, en parte no pero ahora con mis 17 años que más da, ya mi madre no puede llegar a tener otros bebés y la diferencia de edades sería mucha y no me quiero hacer cargo de un niño, al menos no todavía. Siempre en casa estuve sola o en casa de cualquier persona que cuidará de mi, ya que mis padres siempre estaban de viaje o atendiendo sus negocios. Mis padres me aman lo se, confían en mi ya que nunca he dado motivos para que no lo hagan o al menos no se han dado cuenta. Mi casa es un poco demasiado lujosa, tres pisos, una piscina, tres perros (Siberianos como lobos) la hembra se llama Peach, y los otros dos son machos Rosco y Loxan.  Bueno sin mucho lujo de detalle esa es mi vida tengo 17, nací el 3 de Julio de 1998 y asisto a la secundaria Saint George simple, sencilla y con un buen prestigio, privada, "obviamente" según mis padres. Vida rutinaria y espero que siga así. Aunque salirse de tu zona de confort, no mata a nadie, casi nunca.

El amor llega a dolerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora