Narra Samuel.
<< Y una vez más te veía en mis sueños, una vez más escuchaba tu risa, sentía el tacto de tu pelo y el roce de tu piel contra la mía, de tus labios moviéndose desesperadamente sobre los míos encajando a la perfección.
Ese chico de ojos achinados y piel pálida que aparecía noche tras noche en mis sueños más profundos y me daba el alivio que mi horrible vida necesitaba, y es que, sólo es placer de escuchar tu voz hacía que yo nunca quisiera despertar.>>Me desperté y me senté sobre mi cama, tenía la respiración agitada y los ojos enrojecidos, unas gotas de sudor se deslizaban sobre mi frente cayendo lentamente. Me limpié la cara con la mano y me fui a la cocina de mi "humilde" piso.
Humilde, así es como lo definían los medios de comunicación: "Tras la trágica pérdida de su mujer, Marta Castro y su hijo Miguel De Luque, el escritor de éxito Samuel De Luque decide retirarse de su casa actual para mudarse a las afueras de la ciudad a un humilde piso donde se tomará un tiempo de descanso y de asimilación de todos los repentinos acontecimientos.""Humilde" ¿Enserio? Ese es el nombre que le daban al cuchitril asqueroso en el que vivía ahora. Había pasado de vivir en una gran casa, ser reconocido mundialmente y tener una familia a estar solo, viviendo en un pisucho poligonero y sin haber superado ese "tiempo de asimilación de los acontecimientos".
Dos años.
Ese tiempo de asimilación había durado dos años.
Y seguía sin pasar página.
Lo recordaba todo como si fuera ayer, recuerdo los gritos, recuerdo los llantos, recuerdo el dolor, lo recuerdo todo a la perfección.
Solía ser un escritor y profesor de literatura muy famoso, con tan sólo veintitrés años había ganado miles de premios prestigiosos, y sólo por un estúpido libro "Las horas que odiaba el reloj ", la gente me reconocía por la calle, me saludaba, me felicitaba ¿Porqué? Por ser yo.
Aunque claro, yo ya no era yo, ya no era Samuel De Luque, un escritor joven de fama y dinero, no, ahora ya no era ni la sombra de mi mismo, tan sólo era Samuel, el chaval de veinticinco años con una gran fortuna que se pasa los días bebiendo y cavilando sobre el último instante en que su vida aún podría haber cambiado, el minuto aquel en que mi mujer de veintidós años y mi pequeño hijo de apenas meses no habían subido al avión que estalló.
Aunque... Así fue, aquel día perdí todo por lo que una vez había luchado, un hogar, una familia, un trabajo estable, reconocimiento... Ese preciso día me había quedado sin nada.
La gente me lo advirtió "No te cases tan joven, tienes toda la vida por delante, no dejes que una familia se interponga en tu camino de "comerte el mundo." Bueno, pues ahora que había perdido a mi familia las ganas que me quedaban de "comerme el mundo" eran prácticamente nulas.Recuerdo lo que pensé aquel día, me miré al espejo mientras observaba cómo las lágrimas caían por mis mejillas y tenía los ojos enrojecidos de tanto llorar.
¿Debería suicidarme?
Intenté apartar aquella idea de la cabeza, de verdad que lo intenté, pero era tan difícil el pensar que algún día podría seguir viviendo sin la carga de haber perdido a mi única familia...Para apartar todos aquellos malos pensamientos de la cabeza me recosté en el sofá del salón, sabía que no sería capaz de volver a la habitación que un día había compartido con mi esposa, por no hablar de entrar en la habitación de mi hijo sin caer en otro mar de incesantes lágrimas.
Entonces apareció él.
Aquella terrible noche, cuando a base de pastillas conseguí conciliar el sueño en el sofá del salón tuve un sueño, un tanto... Extraño.
<<Estaba en un parque llorando a mares por la pérdida de mi familia, era de noche por lo que no había nadie más, cuando de repente, a lo lejos veo una sombra acercarse a mí, a medida que se va acercando veo más detalladamente su figura, es un hombre más o menos de mi estatura, pero menos musculoso, cuando se acerca lo suficiente puedo destacar que tiene más o menos mi edad. Pensaba que iba a pasar de largo cuando me percato de que se sienta a mi lado y me observa llorar.
- ¿Piensas quedarte ahí parado mirándome sufrir?- Dije muy seco, lo que me faltaba era tener un público mientras lloraba.
- Lo siento mucho... ¿Qué te ocurre?
Sin pensármelo dos veces se lo conté absolutamente todo mientras apoyaba mi cabeza sobre su pecho y dejaba que las lágrimas cayeran y empaparan su camiseta.>>Al principio pensé que había sido sólo un sueño causado por el efecto de las pastillas que había tomado para dormir y que dentro de unos minutos estaría todo olvidado.
Qué equivocado estaba...
Noche tras noche, en mis sueños, tomara pastillas o no aparecía aquel chico de pelo desordenado y ojos achinados. Le había terminado conociendo a fondo, al igual que él a mi y no había ni una sola noche en la que no escuchara su risa ahogada. Sé que sonaba estúpido pero... Había comenzado una relación con... Con un chico al que solo veía en mis sueños.
Me fui de aquella casa, la vendí y conseguí un piso chatarrero a las afueras de la ciudad. Durante el día me pasaba las horas bebiendo, inmerso en mi dolor, pero durante la noche había algo que me hacía seguir viviendo, algo a lo que conocía ya desde hacía dos años, algo que aparecía en mis sueños para darme el consuelo que no puedo obtener durante el día, algo que hacía que nunca quisiera despertar y... Ese algo tenía nombre y apellidos, ese algo se llamaba...
Guillermo Díaz.
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¡Hola! Soy Ana y como dije subiría el primer capítulo de esta historia en cuanto terminase con "La mejor casualidad" La verdad es que no está terminada, le falta el epílogo, pero yo no podía aguantar más sin subir esto. Me parece que esta historia es el mejor proyecto que he comenzado en mi vida, y ¿qué mejor que comenzar algo que hacerlo con tu mejor amiga? Exacto, esta historia no la voy a escribir sólo yo, si no que me va a ayudar también la otra propietaria de esta cuenta, Cristina, espero que os guste muchícicicimo y que le deis mucho amor. Yo escribiré los capítulo impares y Cris los pares.-Ana-
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No quiero despertar - Wigetta
FanfictionLe veo todos los días desde hace casi tres años... Bueno, todas la noches... Él me da el alivio que despierto no puedo encontrar. Capítulos divididos, impares: Ana, pares: Cristina.