El reloj dio las 10:00 am y Harry apenas pudo abrir los ojos. No se consideraba para nada madrugador y consta decir que detestaba levantarse temprano, además no es como si fuese necesario. No tenia absolutamente nada para hacer, ya que hace tres semanas había logrado terminar un reportaje del cual había gastado meses de esfuerzo. Al menos tuvo recompensa, ya que el articulo gusto tanto que se coloco de portada en la revista de ese mes. Así que si, había valido la pena.
Con mucha pereza, se levantó de su acogedora cama pateando cosas esparcidas en su pequeño departamento, con ambas manos refregó sus ojos logrando despejarse al menos un poco. Se ducho y salió directo a la empresa en tan solo 10 minutos. Aunque prefirió ir por el centro de la ciudad, como para perder algo de tiempo.
No tenia apuro y su reloj casi daba las 11:00 am.
Finalmente, entro al gran edificio en donde se producía la famosa revista "With Us", se encamino hacia la secretaria percatando a la mujer detrás del escritorio. Marcie; una mujer de 42 años. Delgada y con buena figura, siempre vestida con primeras marcas y justo con la situación. Muy inteligente, cosa que le llamaba mucho la atención. Buena personalidad. Segura de si misma, un autoestima hasta las nubes, aun así muy simpática.
—Hola, cariño ¿Mi madre esta en su despacho? —Preguntó el rizado con una sonrisa que podría conquistar a cualquier persona. No es que estuviera coqueteando con Marcie, nunca lo haría porque a pesar de ser una mujer casada, no le venían las mujeres mayores, bueno... En realidad no le venían las mujeres. En fin, simplemente la utilizaba cuando realmente quería algo. Sabía que su madre seguramente estaba ocupada teniendo en cuenta la hora y la cantidad de trabajo que debían tener a solo una semana de presentar una nueva revista. El personal estaba como loco, y su madre también. O eso suponía.
—No me hagas esa sonrisilla, querido. Tu madre te ha estado esperando toda la mañana, solo por eso te dejo pasar. Ve. —Lo apuró.
Hm.
Caminó por el largo pasillo, hasta los ascensores recorriendo varias puertas en las cuales se escuchaban cosas cayendo y personas discutiendo.
Un caos. Ya que la dueña exigía una revista perfecta. No buena, perfecta. Así que las personas solo enloquecían y trabajaban hasta no dar más.
Subió al ascensor y marco el numero nueve, el ultimo piso. Tarareo esa música que reproducían en el trayecto y al llegar salio con aire de superioridad, pero no fue voluntario. Odiaba irradiar eso allí, solo... Involuntario, ugh.
En frente de esa puerta de madera decorada con adornos rojos dejándola visiblemente llamativa sumando a los lujosos adornos de ese piso, podría jurar que estaba en un hotel 5 estrellas. Es que como saben, su madre busca perfección y eso.
Toco la puerta dos veces pronunciando un "Soy yo" y obtuvo un "Pasa" como respuesta.
Entro y vio la imagen de su progenitora sentada en ese escritorio color marrón tecleando algo en su monitor. Ella lo miro y le sonrío de manera calida. Noto su impecable apariencia.
— Esperaba que llegaras más temprano para darte la noticia. —Lo miro seria. Lo estaba regañando indirectamente. Decidió ir al punto.
— ¿Qué noticia?
—Bueno, hijo. Tengo algo bueno. Muy bueno.
Esto se ponía interesante. Sabia que su madre si decía que algo era bueno, entonces lo era.
— ¿Y que es? —Preguntó curioso.
—Si lo consigues iras a portada nuevamente, y se que eso te gusta. Justamente elegí este proyecto para ti porque se que podrás hacerlo. El único, en realidad. —Lo elogio. No le agradaba del todo que su madre hablara de el como lo mejor que hay en el mundo, pero lo apreciaba. Sabía que ella valoraba su trabajo mas allá de ser su hijo y eso era lo que importaba. Igualmente, le estaba dando muchas vueltas al asunto.