VELVET /- L.S

Capítulo 1.

Washington D.C 4 de enero

- ¿Tienes todo listo?-dijo el hombre al otro lado de la línea.

-Sí señor, en un año todo estará como usted lo pido-aseguro el castaño.

-Bien, sabes que he planeado esto toda mi vida, hasta el mínimo detalle debe estar en su lugar. Me iré ya, volveré cuando tenga el encargo de armas de Siria, por mientras tú quedas a cargo Louis. -dijo mientras se apagaba el monitor de su llamada.

-No, ahora yo estoy a cargo. -susurro mientras apagaba el monitor de su computadora y se giraba a ver por su ventanal la fría ciudad.

Era una fría noche en la agencia de policía, Harry bebía de su café constantemente esperando que este le brindara el calor necesario para no titiritar de frío ya que había olvidado su chaqueta.

-Harry, hermano enserio ¿cómo olvidaste tu chaqueta? -dijo su compañero acercándole otra taza de café. -Vivimos en Washington no en las Bahamas.

-Tal vez quiere ser un pingüino-dijo el otro pelinegro-pero te voy diciendo que él azul no es un buen color para tu piel.

-Que gracioso chicos, enserio en vez de estar molestándome ¿por qué no me consiguen un suéter?-dijo bebiendo a su café- Vamos Kylian, se ve que tú no estás haciendo algo productivo.

El pelinegro entrecerró los ojos y se fue por las órdenes de su superior. Harry era el agente más importante de Washington y junto a Liam ambos eran los mejores detectives del país. Kylian era un aprendiz que ambos entrenaban y era
siempre leal y servicial. Eran Un grupo de lo mejor.

- ¡Styles, Payne!-Exclamo el señor Rogers- a mi oficina.

-Hora de trabajar, Styles-dijo Liam al adentrarse a la oficina seguido por Harry.

-Bien, muchachos tenemos una pista del caso Velvet, al fin conseguiremos atrapar a ese maldito, casi lo siento en mis bigotes. Ambos soltaron unas risitas. Ya que el detective Rogers tenía una gran calva pero un abundante bigote blanco.

-Bien señor, ¿qué tenemos?-dijo Harry acomodándose en su silla mientras tomaba los archivos que estaban frente a ellos.

-Barcos misteriosos en el muelle de Baltimore, ¿creen que sea por la exportación de armas hacía Reino Unido?-dijo Liam hojeando el archivo.

-Probablemente, mandamos a la marina a averiguar lo posible de ese barco pero cuando quisimos registrar ya no había nada, pero si había una pista de que Black estuvo ahí.

- ¿Qué cosa?-Pregunto Harry más interesado.

-Tenemos un infiltrado en sus filas, fue difícil que entrara, pero él conocía el perímetro de Londres así que fue el mejor hombre que pudimos encontrar-dijo mientras se acaricia el bigote- No les puedo revelar su nombre por su misma seguridad pero él se encargó de dejarnos una pista.

-Así que él nos dará más pistas acerca de Black, buena idea señor.

-Pueden irse, mañana harán trabajo de campo.

-Buenas noches señor -dijo Harry levantándose.

-Por cierto Harry, busca un suéter, el azul no es tu color. -dijo el detective Rogers refiriéndose a la palidez de sus dedos por el frío que hacía.

Harry volteo los ojos y se aseguró de abrocharse bien el único saco que traía puesto ya que se levantó de golpe por la mañana y olvido tomar un abrigo. Camino hasta su auto evitando las corrientes de aire que intentaban golpearlo y quitarle el último grado de calor que tenía. Una vez dentro, encendió la calefacción y acelero hacía su departamento.

Una vez dentro se quitó la ropa que traía encima y se metió directamente a la ducha abriendo el agua caliente. El agua caía por su cabellera rizada mientras él estaba sumido en sus pensamientos. Pensaba que estaba cada vez más cerca de tener pista sobre el caso que lleva años intentando resolver.

A sus 17 años inicio en la academia de policía porque desde pequeño siempre noto sus ganas de ser policía y hacer el bien, al salir tomo un curso en el ejército y logro ser un agente especial de la policía de Washington. Su padre fue un gran oficial y también estaba en el caso Velvet, con el paso de los años jamás pudo atrapar a Black pero Harry ahora seguía sus pasos y estaba a punto de tener una pista sobre cómo encontrar al hombre que hizo que su padre no estuviera en casa durante largas noches mientras lo perseguía.

Cerró la llave y salió de la ducha percatándose de algo poco común.

- ¡Liam! - exclamo mientras se envolvía una toalla a la cintura.

- ¿Qué pasa Harry? - dijo mientras se asomaba al bañó con el saco en un hombro.

- ¿Por qué tú novio dejo uno de sus piercings en mi lavabo?

- No sé qué dices, tranquilo, no te hará daño un piercing de labio.-dijo mientras lo recogía y lo guardaba en su pantalón.

- Por cierto, no vendrá hoy ¿verdad? -cuestiono Harry mientras se dirigía a su habitación.

- No, está en una sesión de fotos en Nueva York. -dijo haciendo un puchero con su boca.

- ¿De qué te deprimes? Tú novio es uno de los modelos más sexys de toda América. -dijo Harry colocando su manos en su mejillas - Es tan guapo, todo un encanto.

Liam lo miro enojado mientras le arrojaba su saco. Soltó un bufido y salió del baño caminando fuertemente hasta la ventana de la habitación de Harry.

- ¡Mi novio es el chico más sexy de América! ¡Es mío! ¡Zayn Malik es mío! - exclamaba ante la mirada de Harry.

- ¡Liam basta! ¡Pensarán que soy yo el que grita eso! -dijo cerrándole la ventana y soltando una risa.

- Espero que les quede claro que es mío.

- Creo que le quedo claro hasta a la reina eso Liam.

Le cerró la puerta mientras Harry reía en su interior y cerraba los ojos para relajarse y descansar cálida mente, mañana sería un día largo.