La cama le parecía el lugar más relajante de todos en aquellos momentos.
Eran las 5 de la madrugada, pero él ya contaba las horas que faltaban para ver aparecer la cara del director de Hogwarts en su chimenea gritándole "FELIZ CUMPLEAÑOS!" a pleno pulmón y dándole un abrazo de oso. Pues ese día, era 9 de enero, día en el que Severus Snape cumplía sus 39 años de existencia, amarga existencia como él decía. Seguramente volvería a regalarle calcetines y caramelos de limón, algo estúpido ya que siempre se los acababa comiendo el propio Dumbledore. Pero por otra parte, estaban los otros regalos de aquella anónimo o como decían las notas "I.S." Le intrigaba tanto, con obsequios como vinos de elfo, pañuelos de colores oscuros, libros y algún tarro de cristal con regaliz negro en su interior. Grandes regalos, pero sin un remitente que el conociera con aquellas siglas. Mentalmente descartaba a las posibles candidatas:
-Narcissa, no, ni siquiera tiene un apodo, además que ni siquiera recibo nada de ella...Minerva... ¡Por Merlín, no!, esperaba que no. Sybill podría ser, total, peor suerte no puedo tener...¿Sinistra?.
Pensó en alguna antigua alumna, aunque descartó la idea de primera. Aun así...
-Granger... ¿?
Soltó su nombre en un suspiro, aquella insufrible sabelotodo que le ayudó a salvarse de la muerte, que lloró por él y que, lo más seguro, de forma inconsciente, le besó de forma dulce cuando estuvo en San Mungo recuperándose y le susurró un "recupérese pronto...por favor..."
Ella, la cual estaba con el imbécil de Weasley, ese niñato que disfrutaba de su compañía y de su cariño, mientras él siempre estaba solo, en aquella casa sin más compañía que los libros que adornaban las paredes.
Giró su vista al despertador que tenía en la mesita a su izquierda. Las 7 de la mañana.
Se desperezó, se levantó de la cama y se puso una bata, bajó las escaleras hasta la cocina, pero apenas le dio tiempo a pisar el suelo de la habitación cuando su suplicio se repetía como años anteriores. La cabeza de Albus Dumbledore aparecía por la chimenea, seguido segundos después de su cuerpo.
-¡AH! ¡Severus feliz cumpleaños! Mi muchacho ¿me esperabas?- decía de forma eufórica el director- Aquí tienes, espero que esto te guste más que los calcetines.
Le tendió un paquete alargado mientras sonreía.
-¿Algo nuevo? ¿Has dejado de tomar esos estúpidos caramelos de limón o qué?
Alargó la mano y cogió el paquete, lo examinó y abrió con cuidado, dejando ver una bufanda de color negro, en uno de sus extremos tenía bordado su nombre "Severus Snape Prince"
Albus se adentraba en la cocina y preparaba café.
-¿Qué te parece? Fabuloso, ¿verdad? La he recogido antes de venir junto con otros regalos- introdujo una de sus manos en uno de los bolsillos y sacó 3 paquetitos, los cuales agrandaron de tamaño con un toque de varita- Ahí tienes.
Severus se acercó a la mesa, cogió la tarjeta y la leyó para si.
Espero que el vino siga siendo de tu gusto, al igual que el regaliz.
Feliz cumpleaños, Snape.
I.S.
-I.S...-repitió más alto, miró al director con avidez y se dirigió a él con paso apresurado- Tú...¿Lo has recogido junto con la bufanda?
El anciano asintió.
-Entonces...sabes quien es, ¿verdad?
-¿Cuánto café quieres?
-¡¿VERDAD?!
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Regalos de Enero
FanfictionEste fanfic lo hice hace tres años, el día del cumpleaños de Snape. Un solo capitulo, dedicado a Severus Snape.