Frase 61.

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Se arrastró hasta la cama, solo y con el corazón hecho pedazos. El funeral de su esposa había sido aquella mañana, y la única forma en que logró dormir fue mirando a aquel espacio vacio al lado de su cama. Despertó con una voz que le susurraba al oido: "Dijiste que estaríamos juntos para siempre". Sus ojos se abrieron rápidamente al reconocer la voz de su esposa muerta y al sentir su helada mano sobre el hombro.
Estaba oscuro y necesitaba ver que estaba pasando. Intentó levantarse, pero la tapa del ataúd se lo impidió.

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