Mientras iba cayendo al vacío veía como mis alas negras de a poco iban siendo plumas insignificantes, la esperanza se iba escapando de mis manos, la seguridad ya no recorría mi cuerpo, el arrepentimiento crecía cada vez más.
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Por un segundo pensé que estaba perdido, pensé que había tomado la decisión incorrecta, ¿Hice bien en desobedecer? Solo me basto escuchar su carcajada y todos esos pensamientos y sentimientos negativos se esfumaron completamente. Por fin lograría tenerla en carne y hueso, lograría tocarla, abrazarla, besarla para hacerle saber que ya no estaría sola nunca más.
